CANTO A LOS DESTERRADOS
Del profundo de mi alma A ti Padre clamé, Y me diste la balanza Y en justicia me pesé. La justicia que me hiciste Mi conciencia me llevó Al camino que tú hiciste Que hoy comprendo que es amor. En los mundos primitivos Yo me hundí Hasta que por tus avisos Te reconocí. Nos sacaste de estos mundos Por tu amor Y nos pusiste en el mundo De la expiación. Seis días atroces luché Y horribles tragedias viví Iracundo y furioso a mi hermano maté Y aún hice festín, Mi locura Padre, a tanto llegó Que en mis obras un Dios me cree De venganzas, de odio y traición Y este Dios monstruo, sangre pidió. Yo seguí su consejo cruel Y engólfeme en el vicio bestial; Hice Diosa de carne la mujer Y el amor divino, hice amor carnal. El amor carnal me llevó Al crimen horrible del niño al nacer Ante esclavas que yo dominé Y mis hechos los anestesió. Fui tirano, ladino, opresor Y até al carro de mi frenesí Los progresos del trabajador, Que aún así hizo del mundo un jardín. Me llamabas y yo no te oía Me llamabas y yo de ti huía Me asustaba y arrastré a mi madre Temía en mi juicio, el desastre, De venganzas e iras que yo cometí, Y en letárgico sueño caí. Rodaba a un precipicio; Mas sonó la trompeta del juicio Potente y sonora me despertó, Resurgiendo mi espíritu envuelto De lodo asqueroso y de negro hollín… Pero el timbre de aquel instrumento, Me atrajo en amor y encontré a Eloí ¡Oh Padre de Amor!... A tu balanza Sólo el ancla De salvación Pudo igualarla Y me limpió Del hollín y lodo Y mi tiniebla De negra niebla También rasgó. Yo quedé alegre En la bella Tierra Que antes hiciera Morada horrible, Pero otros miles La voz no oyeron Y a un mundo fiero Los retiró… Esa misma ancla Que en la balanza A otros salvó. Yo que fui de ellos Piedra de escándalo Pido para ellos Tu amor sagrado Y que en ti vean Sólo a su Padre Cual yo te ví En aquel juicio… ¡Acto tremendo!... En que juzgados No conocieron A Eloí ¡Oh tristes desterrados Por vuestra ofuscación!..., Oíd hoy la oración Oíd nuestro consejo Oíd al Juez supremo Que os brinda redención ¡Oh tristes ofuscados!... Por vuestra aberración Lloráis infortunados… No estáis desheredados Y si sabéis curaros Tendréis la redención. ¿Por qué habéis olvidado Que existe un Creador? ¿Acaso esa morada Por oscura que era Vuestro orgullo la crea Ni aún, otra peor?... Pues todas son del Padre Y ahí fuisteis en justicia Y al fin de sufrimientos Tendréis el escarmiento Y entonces diréis…¡Padre!... Queremos la justicia, Y nuestra redención. Luchad hermanos nuestros, Venced vuestras pasiones, Mostrad que ya sois hombres En vuestra trinidad. Ejemplo es que os damos Oíd nuestros avisos Y humildes y sumisos Al Padre confesar. Padre mío, de mí ten piedad Tus bondades desaproveché Mis pasiones me hundieron aquí Fui un ciego, ten Padre piedad. A tu juez no lo quise escuchar Y en el Juicio aún lo apostrofé Padre mío, de mi ten piedad Y en tu amor ven… júzgame. Yo arrastré a mi hermano con mí A este mundo de lucha y fragor Y aún aquí provoqué el furor Y pequé ante el cielo contra ti. Mas acuérdate… Mi Padre Que tu hijo soy de hollín Vestido de mis maldades Convertidas en festín Del Dios que hice de la carne Que el alma me anestesió Y el sentimiento mató Y me hice ruin y cobarde Esclavizando a mi madre…! Confieso mi ofuscación, Mi confesión sincera, Padre de amor Llegué a ti Plañidera de mi dolor Olvida Padre mío Que ingrato fue Tu hijo libertino Que hoy pide al Juez Que lo ponga en camino De hacer el bien. Autor: Joaquín Trincado Música y arreglo: José Luis Alcázar Herrera Voces: N. P. B. Coro: José Luis Alcázar Herrera |