CANTO AL AMOR
Joaquín Trincado
Código de Amor Universal, Art. 14.- Por el amor existen los mundos y el fin de éstos es el hombre; por lo que, el hombre es el efecto del amor del Creador: así pues, la Ley eterna es Amor y es única como la causa; por lo cual, el hombre tiene que vivir del amor como hombre y como espíritu, y en estos dos nombres están representadas las dos potencias, que son una sola y misma cosa en grado diferente, pero sólo una sustancia existe. El grado diferente es, que uno tiene la dirección de los actos y el otro la ejecución de los actos; más claro; el uno es la fuerza impulsora que mueve la máquina y el otro es la máquina, que anda si la fuerza le manda y que se ésta queda si la fuerza falta. Materia es la máquina, materia es la fuerza: la fuerza sin la máquina nada obra; la máquina sin la fuerza nada obra; pero darle la fuerza y veréis la máquina hacer maravillas. Es, pues, la fuerza el espíritu; es, pues, el cuerpo, la máquina. Mas si la máquina no tuviera un alma, que es la ciencia que la precisa en sus movimientos, con los que se hace sensible a la fuerza motora, no marcharía; así tampoco un cuerpo de hombre, si no tuviera el alma, que es la esencia sensible de la naturaleza en el estado de materia, no obraría tampoco obra inteligente, si el espíritu no entrara en esa alma componiendo la trinidad que entonces le da el nombre verdadero de hombre; pero hay máquinas de alta perfección; igual hay hombres que sólo lo son porque en ellos está la trinidad, pero que no la han descubierto, y así no han podido ni sabido unir las dos potencias. A estas máquinas, no las puede mover la electricidad, ni el gas, ni aún el vapor; la sangre animal sólo puede moverlas; y sin embargo, todas son máquinas; les rige la misma ley, tienen la misma alma; la ciencia en la máquina, el amor en el hombre, y será del grado alcanzado.
La máquina que labra tierra, cumple su fin, lo mismo que la rotativa o la fotográfica; pero no podréis con éstas labrar tierra y con aquella imprimir o retratar; máquinas son sin embargo; pero su grado es diferente. Una vive y se alimenta de lo animal; las otras de la materia, de las matemáticas y de fuerzas depuradas; pero una y otras se basan y van al mismo fin, al progreso; y van por la acción del trabajo, y el trabajo nadie lo haría, sino existiera la necesidad; y la necesidad no existiría si no hubiera hombres; y los hombres sólo no pueden existir, si no existe el amor en uno u otro grado; si imperfecto será material; si perfecto en relación será espiritual; pero no son dos amores; es un solo amor; sólo que el ignorante lo materializa y lo enloda y el sabio lo espiritualiza y abrillanta y lo santifica, hasta en la carne.
El amor de la carne, pues, es ineludible ley y de él depende la vida de los seres (después de la primera aparición en los mundos en las mágicas bolsitas o huevos) y es el primer incentivo de la unión de los seres; es la base de las humanidades; es el galardón al trabajo de la materia, cuyo goce lo recibe por el alma. Así, el amor de la carne, es la base del amor espiritual y es el mismo amor y por lo tanto es santo, y por serlo, debe tomarse con justicia, en la afinidad de los seres, para el cumplimiento de la Santa Ley de la procreación y galardón de la materia ejecutora de las obras del espíritu. Se ordena pues que se cante en amor, al amor del Padre, al del espíritu y al de la materia. La letra que sigue es el canto al amor, en general, por el amor del Padre y en ella han de inspirarse todos los que canten al amor en la afinidad de los seres; y en la Filosofía Enciclopédica encontrarán páginas de los mundos mayores, donde la mujer canta amor a su afín. Las músicas, para estos cantos, han de respirar el sentimiento y el anhelo santo, por la ley.
CANTO AL AMOR
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¡Mundos del infinito
Liras del firmamento
Que vibráis en el concierto
De esa tan gran armonía
Que rige la Ley de Amor!...
Hablado
¿Dónde se encuentra el autor
De esa tan gran maravilla
Y mágico movimiento?...
“Está de las almas dentro
Aun del hombre pequeñito”.
Hablado
¿Y cómo puede caber
Encerrado en mí, mi autor?
“En ti se encierra y lo ves
Cuando haces obra de amor,
Porque el amor es su Ley,
Y en todo, el hombre ha de ver
Al Creador en su amor;
Y el que del amor no vive,
Perderá todas sus lides;
Pero volverá a nacer”.
Puesto que de amor nacemos
Y sólo amor es la vida,
Amor, en amor cantemos,
Al Amor que nos da vida.
¡Salve autor de los amores!
Salve amor que hace armonías.
Salve amor que engendra hombres.
¡Salve amor que santificas!
Nuestras acciones y pensamientos
En este pequeño valle
Que ya es ciudad de concierto.
Que canta amor y alegrías
Al autor de los amores,
Por el amor... ¡amor!… salve…
El Amor que une a los seres
Es amor santo que el Padre nos dio,
Y aunque en la carne se mece,
En el espíritu crece…
Y sirve de base, para ir hasta Dios.
Condenar el amor de la carne,
Es negar la Ley que el Padre le dio
Y condenan a su misma madre,
Los que son cobardes…
Los que se sustraen de este santo amor.
El amor de la carne es base
Del amor divino y es ley que se da,
A los seres que serán los padres
De hijos bendecidos, por la afinidad.
¡Oh santo amor que nos creas
Los cuerpos que son el arma
Con los que trabaja el alma
Y el espíritu se eleva!...
¡Oh santo amor que procreas
Por ley que es de la materia
A la que el padre le diera
Encantos de su belleza!...
¡Ya cantamos tu grandeza!...
¡Ya no es función de bestias
La unión del hombre en parejas,
Es Ley que dio el Creador!
Es base del puro amor
¡Y es la Ley que a Dios nos lleva!...
Despierta el amor Divino,
Toda la naturaleza:
El Sol, en sus arreboles;
La joven, en su belleza
Que despierta amor al hombre;
La madre que en su regazo
Da pecho al hermoso niño,
Que es fruto de sus amores;
Los pájaros y las flores,
Con su aroma y con sus trinos.
Enciende en amor Divino
Al hombre que busca luz,
La gran obra de Jesús;
Y arde la mujer sufrida
Que comprende su destino,
En el amor de María;
Porque ambos son el jalón
Del camino del amor
Para llegar a Sión,
Asiento de la verdad.
De allí emprendemos camino
Con seguro derrotero:
Allí encontramos maestros
De Paz y Amor verdaderos
Que nos muestran el archivo
Del eterno y puro amor
Que tiene el gran Creador
Sólo reservado al hombre
Que supo amar en su nombre
Y es el galardón divino.
¡Oh santo amor!, tú eres la imagen
De Eloí que es nuestro Padre
Y de la madre, que el ser nos da
De la materia, que es nuestra base,
Yo te saludo en el infinito
Y aún más allá.
¡Oh Santo Espíritu, tú eres amor;
Enciende el alma en la vida llama
De que salimos y nos mantiene
El Espiritismo, que es luz y amor
Lazo divino!...
Salve ¡Oh fuego sagrado
Que fundes los corazones
Haciendo a todos hermanos!
De muchas familias, una:
Y de razas y naciones,
Has hecho la gran Comuna.
Y hasta de un amor vil
Que era el amor de la carne,
Has hecho el amor del Padre
¡Hosanna, hosanna, Eloí!...
Autor: Joaquín Trincado
Música y arreglo: José Luis Alcázar Herrera
Voces: N. P. B. y José Luis Alcázar Herrera
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