LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS

I N D I C E

A.- LEY DE AMOR.
A.1.- EL AMOR ES UNA LEY (LOS CINCO AMORES).
A.2.- LEY UNICA DEL ESPIRITISMO: EL AMOR (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO).
A.3.- LEY UNICA Y SUPREMA DE AMOR. (CONOCETE A TI MISMO).
A.4.- LA LEY FUNDAMENTAL Y UNICA: “EL AMOR”. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”).
A.5.- SOLO HAY UNA LEY DIVINA, Y ESTA ES LA DE AMOR. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO).
A.6.- LEY DE AMOR. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY).
A.7.- EL AMOR. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II).
B.- LEY DE AFINIDAD.
B.1.- LEY DE AFINIDAD. (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO).
B.2.- LEY DE AFINIDAD. (CONOCETE A TI MISMO).
B.3.- LEY DE AFINIDAD. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”).
B.4.- LEY DE AFINIDAD. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO).
B.5- LEY DE AFINIDAD. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY).
B.6.- LA AFINIDAD. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II).
C.- LEY DE JUSTICIA.
C.1.- LA LEY DE JUSTICIA. (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO).
C.2.- LA LEY DE JUSTICIA. (CONOCETE A TI MISMO).
C.3.- LEY DE JUSTICIA. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”).
C.4.- LEY DE JUSTICIA. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO).
C.5- LEY DE JUSTICIA. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY).
C.6.- LA JUSTICIA. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II).
D.- LEY DE LIBERTAD.
D.1.- LEY DE LIBERTAD. (CONOCETE A TI MISMO).
D.2.- LEY DE LIBERTAD. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”).
D.3.- LEY DE LIBERTAD. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO).
D.4.- LIBERTAD Y LIBERTINAJE. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II).
E.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION.
E.1.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (CONOCETE A TI MISMO).
E.2.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”).
E.3.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO).
E.4- LEY DE JUSTICIA. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY).
F.- BIBLIOGRAFIA.
NOTA: Negritas y subrayados puestos por Grupo Atril.



A.- LEY DE AMOR


A.1.- EL AMOR ES UNA LEY (LOS CINCO AMORES, PRIMERA PARTE, CAPITULO PRIMERO).

... ¿Pero qué es lo que vemos del amor? ¿La unión de los seres? ¿Los hijos que nacen? ¿Las obras del deber? ¿La ayuda? Todo eso es efecto del amor. ¿Qué es, pues, el amor? Es en vano que lo busquemos en todos los catálogos de los amores; y ni aún en los cincuenta capítulos de este libro, pues sólo encontraremos los efectos del amor, por los cuales conocemos el amor.

El amor es una ley y la única Ley que todo lo rige y lo domina y la hemos expuesto en su correspondiente capítulo en nuestra << Filosofía Austera Racional >>, compendiado en el diálogo en que se contesta: << Está de las almas dentro, aun del hombre pequeñito >> Luego el Amor es el sentimiento, que se revelará según el grado de sabiduría y pureza de cada individuo.

El Amor, pues, es impalpable, incorpóreo y por esto mismo es causa primera universal y sólo puede radicar por entero en el Creador; y por partes infinitesimales, en cada uno de los espíritus, hijos del Creador.


A.2.- LEY UNICA DEL ESPIRITISMO: EL AMOR (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO, PRIMERA PARTE, CAPITULO CUARTO).

... Hemos visto en el capítulo 3° cuanto le cuesta en dolores y penalidades al espíritu, hacerse maestro de la creación; es decir, llegar a su mayoría de edad y libertad, para empezar su aprendizaje de maestro, que es a lo que se oponen los maestros aberrados que perdieron por las pasiones el camino de la rectitud, que debe seguir honradamente todo buen hijo.

Pero, no han hecho más que mostrar su impotencia y agrandar aún más la magnitud del Espiritismo, invencible como sabiduría y gobierno impuesto por el Padre único y Común.

La Ley, pues, del Espiritismo es vencer.

Pero como sólo el amor lo vence todo, la ley del espiritismo, como constitución, es amor.

Pero tan sencilla palabra, siempre repetida, rara vez ha sido comprendida: y más raro todavía, que nadie lo haya practicado en toda su grandeza, ni aun como espíritus, los más puros; y como hombres, ninguno ... No desmayéis por esta afirmación y el mandato de que nos amemos como hermanos; si nos hubiera dicho el Padre que nos amáramos como él nos ama a nosotros, habría contradicción en mi argumento. Pero sería un mandato imposible, lo que sería un absurdo, que sólo cabe en los dioses religiosos, pero no en el Padre de los espíritus. Y por eso nos mandó: << Amaos los unos a los otros como hermanos que sois, hijos del mismo Padre >>.

Nadie duda de que nada hay mayor que el amor y que nada se resiste a él, ni aún en lo material; y todo el que ama, vence siempre, tarde o temprano, según el grado de su amor.

He aquí planteado el problema, muy arduo por cierto, del por qué el amor cuesta tan caro.

Pero como tenemos escrito un libro entero sobre el amor, titulado << Los Cinco Amores >>, donde hemos podido extendernos todo lo necesario sobre este caso, aquí estamos relevados de meternos de nuevo en aquellos matorrales y vericuetos, cuyo libro está preparado para ir a la imprenta; de modo que, quizás antes de que termine de escribir éste, os habréis podido empapar en aquellos << Cinco Amores >> y con ellos sacaréis mucho más jugo de este libro de guerra sin cuartel al odio y manual del régimen o gobierno del espiritismo.

Pero aquí se impone mostrar cómo y por qué el amor es la ley única del espiritismo y qué leyes son las que se desprenden formando el propio cuerpo del amor.

Cómo y por qué, ya lo sabéis, por la Paternidad de los espíritus; y las leyes que del amor se desprenden son: 1° la de afinidad, 2° la de justicia; 3° la de libertad, y 4° la de compensación.

El amor, como ley madre, forma el todo del cuerpo de su nombre, o sea cuerpo y cabeza.

Las leyes de afinidad y justicia, son los dos brazos ejecutores y las de libertad y compensación son las piernas, que hacen el movimiento y guardan el equilibrio.

No hemos de ser muy largos, pero si muy claros, en su explicación, y lo vamos a hacer por párrafos de cada una de las leyes derivadas y de su conjunto se comprenderá el Amor.


A.3.- LEY UNICA Y SUPREMA DE AMOR. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero LAS LEYES DEL UNIVERSO, Párrafo I)

En el universo todo es Amor, porque el Creador sólo es Amor; por lo tanto, su ley es de Amor, hasta en la justicia de mayor rigor.

La Ley de Amor ya puede ser comprendida con lo estudiado en las leyes del espíritu; pero es necesario sintetizar la plena comprensión de que esta ley madre impera en toda la naturaleza….

... es la ley madre de todas las leyes y sin ella no puede haber hombre, no puede haber mundos, ni puede haber Padre Universal.

Sin amor no puede existir la vida, porque no existiría la familia donde tenemos el amor retratado en la abnegación del padre, el sacrificio de la madre que se expone a la muerte para dar a luz al infante que le paga con la sonrisa de su boquita, con la mirada fija de sus aun inconscientes ojitos, que ni pestañean, para invitarnos a profundizar por ellos el infinito, hasta el Creador.

Y es que el amor es sutil como el éter y se filtra por doquiera, para llevar el consuelo a nuestro espíritu, sensacionando el ánimo para animarnos a la lucha titánica; y el hombre, para todo invoca el amor, ya sea de padre, de madre, de hijo, de familia, de patria o de Dios; y es que, en su espíritu, el sello y patente, es el amor y él prima siempre, porque impera desde que el alma lo gusta por primera vez puro; desde entonces, son para él todas las cosas menores que el amor desinteresado, aunque éste lo lleve al sacrificio, porque sin abnegación, no puede reinar el amor; por lo cual, termino diciendo, que el amor, ley única, nos lleva necesariamente, cuando lo practicamos con pureza de alma, a la abnegación de nuestro yo, en provecho de nuestro hermano. Por ello cuesta tanto adquirir las funciones del amor; pero una vez que se gusta, la abnegación ya no nos da sufrimiento; cuando más, no da moral y ésta, le sirve al espíritu de sabiduría, porque sabe que por ahí empieza su escala de progreso y está advertido del peligro que le ofrecerán los que aún no saben amar; para entonces, ya recibe un santo y seña de victoria que hoy es Espiritismo ...

Terminemos. Sin amor nada existiría. Es la ley que todo lo rige y a ella obedecen todas las leyes y las cosas de las leyes; es la voluntad suprema y única, porque es la voluntad del que no puede tener sino una sola voluntad: Eloí.


A.4.- LA LEY FUNDAMENTAL Y UNICA: “EL AMOR”. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”, CAPITULO PRIMERO).

1.- El Amor, es la Ley única que rige el universo; es la ley madre de todas las demás leyes, que son fatales, porque son por justicia, de necesidad.

2.- El Amor que el Creador ha impreso en el espíritu su hijo, es la fuerza omnipotente que todo lo vence y domina; y con él, el espíritu, cuando ha logrado convencer a la materia de su cuerpo del beneficio de esta ley, llega a ser su omnipotencia omnímoda; porque entonces, ya no obra el espíritu individualmente, ni tan solo colectivamente, con la familia del mundo a que pertenece, si no que, por la misma ley que es universal, se solidariza con el universo y es un Sumando de Mayoría, abrumador y dominante.

3.- El conocimiento de la ley de Amor, implica el grado máximo relativo al mundo en que actúa el espíritu encarnado en el hombre, en cuyo estado, hace la vida de creador de formas, por mandato expreso y exclusivo del Creador su Padre y es esta la causa por la que triunfa siempre en el tiempo.

4.- El amor, está escrito imborrable en todas las cosas de la naturaleza; cada ser de los tres reinos, mineral, vegetal y animal, es una página y la demostración del Amor en hechos reales, tangibles y visibles, de todo lo que es autor y artífice el espíritu, llamado humano, porque bajo ese nombre se individualiza, como conviene a la armonía y justicia del Pensamiento del Creador su Padre.

5.- Donde más se compendia el amor, es en el matriarcado; ahí está viva y tangible la ley suprema, porque la concepción de un ser, entraña una función que mueve todo el complicado engranaje de la máquina del Universo infinito; y jamás esta función divina, puede ser desconocida del Autor universal, porque queda impresa en su índice y es un valor numérico en su Haber; y aquel ser, hasta en su parte material, ya no puede ser que no sea.

6.- Pero donde la Ley Suprema hace mayor alarde de su grandeza, es en la aparición del hombre sobre la tierra, al igual que en todos los mundos y se le dirá pronto al hombre. Adelanto que el hombre, apareció hombre y no animal; y no fue Adán el primer hombre. (1)

(1) Ya se lo dimos en el “Conócete a ti mismo” en toda su amplia prueba. Búsquelo allí. www.emecu178.com

7.- La Ley de Amor, no tiene castigo para nadie; pero si tiene corrección y llega hasta el mayor rigor, que es precisamente el grado supremo del amor; porque, muchos, como hombres y como Espíritus querían no ser; y la ley les dice: No puede ser que no seáis y hasta los llamados demonios se corrigen y se curan de sus locuras y concupiscencias.

8.- El amor carnal (mal llamado así porque es sagrado deber para la continuación de la eterna creación) es un deber ineludible, que en justa medida a todos obliga y es la base del amor puro, al que se llega por fin, en un grado relativo en cada mundo, cuando se han afianzado todos los Espíritus. No hay otro medio de conseguirlo si no por la unión de cuerpos, en la eternidad de los tiempos y en infinitos mundos.

9.- Por esto, el error de creer el más sublime amor el de la familia, en realidad es una imperfección; es sólo el primer grado de amor, por el que hemos de ascender al Amor Universal, único perfecto, relativamente en cada mundo.

10.- El amor de patria, entendiendo que por él se afinizan todos los hombres de una nación, es mayor que el de la familia, porque extiende más sus vínculos; pero no se puede llegar a él sin el de la familia, base también de la nación, pero éste, hoy llegó a ser un crimen, no por el amor mismo, sino por los detractores del amor, que nos llevan a la guerra.

11.- El Amor Universal del mundo todo, es la perfección relativa aunque máxima para la humanidad y consiste en no ser extranjero nadie, en ninguna parte, teniendo cada uno en todas partes la obligación del trabajo y derecho al usufructo y no por imposición, sino por convicción, en sabiduría de que cada hombre es su hermano.

12.- Lo que quiere decir, que se necesita borrar fronteras, abolir castas y clases y unificarse con un solo Código de Amor; a esto se llegará después de esta guerra mundial obligada por la ley de amor, para quitar todo cuanto estorba a su implantación, porque es decreto del Creador y ha llegado el momento de su cumplimiento.

13.- Los hombres han dicho “Caridad”; y ésta, en vez de ser una virtud, es un baldón de la humanidad, porque ha pospuesto el amor que es justicia, por el que todo ser tiene derecho a la vida con todos sus accesorios, sin que se lo den por limosna que denigra al hombre y hace temblar al que la da, cuando puede hacer conciencia del acto que realiza; por lo que, a todas luces, la caridad, es injusticia.

14.- La Beneficencia ha suplido en los pueblos la falta de amor de los hombres; pero la Beneficencia, establecida ya en el Sánscrito, era ley comunal, obligatoria, por convicción y aún se cultiva donde el Sánscrito se reveló hace 57 siglos, en la India; y porque es ley, la Beneficencia es justicia. En la Beneficencia, los hombres no piden: toman lo que es suyo por ley.

15.- El amor es sacrificio, porque exige abnegación prefiriendo el bien ajeno al propio; pero cuando se ama, todo es llevadero. Lo explica, que la madre, se sacrifica en su vida por el hijo que salió de sus entrañas; la joven, entrega su más preciado tesoro y su alma, al que hace latir su corazón; y el mancebo y el viejo, no vacila en derramar su sangre por la patria que adora. Sin embargo, todos estos amores, son una imperfección y un crimen, si en ello hay fanatismo (1).

(1) Para su buena inteligencia, debe leer “Los Cinco Amores”. www.emecu178.com

16.- El amor es omnipotente y todo lo allana e iguala y quita todo lo que se opone a su desarrollo; pero el amor no puede existir, si no está sentada la afinidad, (tratándose de los seres hombres), porque tratándose de la ley, ella es perfecta y tiene como Administrador, y subalterna y de ella derivada, la ley de afinidad.

17.- En fin, nada existe, sin la ley de amor. No está exento de amor, ni el crimen, por el hecho mismo de ser antagónico con el amor; pero es un amor propio y egoísta, lo que es una imperfección. Pero no dudéis de que ese amor se purificará, porque así lo quiere el imperio indómito, de la ley de amor.


A.5.- SOLO HAY UNA LEY DIVINA, Y ESTA ES LA DE AMOR. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO, CAPITULO IV, LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS).

47 Discípulo.- ¿Cuántas son las leyes del universo o divinas?

Maestro.- Sólo hay una ley divina, y esta es la del amor; pero ésta da nacimiento a muchas otras leyes secundarias, y sobre todo a las fatales de afinidad y justicia, que son, para bien entenderlas, el administrador y cajero contador del gran propietario de la ley de amor, Eloí, cuya propiedad es todo el universo.

48 Discípulo.- ¿Cuál es la función de la ley de amor?

Maestro.- El régimen único de todo el universo, por el que hace imperar la armonía desde el mayor de los mundos al más pequeño y desde el mayor maestro hasta el menor de los espíritus, sin excluir ni aún a los malversores y detractores de la ley; pues si de su tutela excluyera al ser más malo y rebelde que haya habido, dejaría de ser ley de amor y no existiría ni el universo, ni su creador. Por esto es que es mayor quien más ama, y por esto también no podemos llegar jamás a igualar al Autor de la ley de Amor, ni con todos los seres del universo, porque él ama por igual absolutamente desde el mayor maestro al más rebelde de los espíritus. Sólo así es el Amor puro.


A.6- LEY DE AMOR. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY, CAPITULO SEGUNDO, PARRAFO I).

¿Qué es el Amor?

La santa ley de Amor, es la ley madre de todas las demás leyes que rigen el universo y la única ley del Creador nuestro padre y él resplandece en todas sus obras.

Su conocimiento implica el grado máximo de la sabiduría; y la práctica de amor puro por amor desinteresado, es decir, por el amor mismo, la perfección del espíritu, que es relativa a cada mundo.

El amor, lo tenemos escrito en todas las cosas de la naturaleza y en todo el universo; lo que falta es, saber leer en ese libro universal y hasta hoy no hemos podido hacer sino aprender la palabra, porque fue sustituido el amor, por una hija menor de ésta, que la religión la llamó caridad, en vez de piedad, que habría sido más justo en sentido humano.

Los prevaricadores del principio santo y único principio “Amor del Creador”, hicieron la caridad, porque ésta, con parecer una gran virtud, es un átomo de la ley de Amor; pero, al consagrar la supremacía, las castas, los derechos divinos, los hereditarios y tantas otras tiranías, se cubrieron en su maldad, con la caridad; con ella, después de apropiarse de lo que es común, las religiones y las leyes hechas siempre por los principios religiosos de cualquier estado, aunque éste fuera incivilizado, se planteaba la caridad para tapar la boca con un mendrugo, dado en nombre de la caridad; lo que significa rebajamiento del que lo recibe y es un criminal descubierto el que lo da; pero está amparado en leyes criminales también, hechas por los acaparadores, que ninguno de ellos puede mostrar las manos encallecidas, sino es por el manejo de la vara del castigo y otros útiles.

Yo pido una credencial de la naturaleza y del padre común, en que se me justifique que fueron engendrados y nacidos de diferente manera los supremáticos, que el último obrero; y si no pueden demostrármelo, queda de hecho proclamado el primer artículo de la Ley de Amor que dice: Igualdad. Sí, señores; la igualdad absoluta en el trabajo, en el usufructo en la ley y sin exclusión de sexos.

La caridad es condenada, desde hoy, con el cristianismo, porque fue su arma para humillar y para encubrir su maldad; y porque la caridad pospuso al Amor, como el cristo pospuso a Jesús. Caridad y cristo, pues pasan a la historia, en páginas de luto. Y como el padre ocupa su puesto en la tierra, el Amor lo representa en los hombres que son sus hijos.

Pero el amor fraternal, aunque sea universal de la tierra, se me dirá, aminora el amor de familia y éste es sagrado.

Yo os contestaré que ese es un error muy grave y manifiesta una ignorancia reprobable; cosa que no tendrán los hombres del siglo venidero, porque la Ley de Amor, les enseña una ley sublime, por la que se constituye la familia pequeña; el que diga que la fraternidad universal aminora el amor de familia, ignora en absoluto la divina ley de afinidad, que es el ejecutor de la suprema Ley de Amor.(1)

(1) Lea “Los Cinco Amores” que anatomiza este punto. www.emecu178.com


La familia se constituye por la ley de afinidad, que tiende a reunir todo lo homogéneo; coloca, inexorablemente, todo lo que le pertenece en sí y en los sitios y en el tiempo matemáticamente justo; y es ella la que señala los hechos, las epopeyas y los momentos históricos; y de su ejecución nace la Justicia, segundo artículo de la ley suprema; pero la ley de afinidad es en absoluto desconocida, porque aunque está escrita en nuestras obras de química, ni aún estos sabios la han profundizado; porque si la hubieran estudiado, ellos serían los apóstoles primeros de la verdad; peor para ellos, porque al fin de cuentas, nadie hay más perjudicado que el que hace daño a otro; y el que sabe y no enseña, falta al amor y no cumple con el deber que trajo a la tierra y, son deudas a pagar. Y Jesús os lo dijo; “Seréis echados al calabozo, de donde no saldréis hasta que hayáis pagado el último cornado”. Pero el juez os dice que el calabozo de que habla Jesús es el mundo primitivo, donde ya han pasado, por desgracia, algunos millones de supremáticos el día de la sentencia del juicio final y os lo advierte a los que en la tierra estáis, para que trabajéis y no paséis vosotros. Y no me dirijo solo a los sabios que he citado; lo digo a todos los habitantes de la tierra, porque no hay excusa de ignorancia; todos tienen la obligación de ser sabios, pero más los que por tales se tienen. El padre pide, según los talentos que a cada uno entregó; y si el químico, el ingeniero, el filósofo y el que administra lo hace, es porque otros, con su cuerpo roturan la tierra para darles los útiles y los alimentos, para que les enseñen y los administren; y si coméis del trabajo muscular del que a eso vino y vosotros no repartís vuestro producto de ciencia, o no adelantáis la ciencia, para ayudarle mutuamente e ilustrarle, sois …. Daros vosotros mismos la contestación, porque yo no quiero manchar esta página con el calificativo; porque este Código es el último que se le da a la humanidad y no deben, los venideros, herir sus oídos con palabras como esa.

El amor de familia, tal como hoy se entiende, es el producto de un error y dice la ignorancia de los hombres, del verdadero amor; es empequeñecerle y encerrarse ellos en un círculo reducido, donde no se puede mover más que pocos pasos; es, en fin, un egoísmo absurdo, que trae las más graves consecuencias, pero que el prejuicio no deja ver sus males.

Preguntadle a vuestro espíritu dónde se va cuando el cuerpo duerme; examinar lo que muchas veces recordáis de un sueño, encontrándoos entre personas con quien departe y en países extraños, y hallaréis que el espíritu tiene más conocidos que el cuerpo que ahora tiene, no conoce; examinar el caso muy frecuente de sentirnos atraídos por una persona con quien habláis; y si ahondáis, llegaréis a saber un lazo de afinidad.

El amor de familia no sólo no se debilita, sino que se afirma y se dilata a su plenitud, con el amor fraternal universal; cuanto más sea extenso el amor, mayor será el progreso y la civilización; con el crecimiento del amor universal, se aminorará el crimen hasta extinguirlo y no conocerlo; en cuanto el amor universal empiece a extender sus ramas, las guerras no tendrán lugar, ni la política será una añagaza; el gobierno y administración recaerá, indefectiblemente, en el hermano común que preparado habrá venido a eso. Hasta hoy, el amor, es un egoísmo y no se conoce más que el amor de bestias, el amor carnal, el amor propio, y esto llevó a la humanidad al amor de lo ajeno.

Pero el amor puro, lo santifica todo; la familia, el pueblo, la nación, el mundo todos; y con el amor puro, no hay ricos ni pobres; primeros ni segundos; y nadie, en ninguna parte, es extranjero; en todas partes tienen los hombres los mismos derechos, pero en todas partes tienen que trabajar para todos; al revés que hasta hoy, que trabajan todos para uno; para el más audaz; para el más malo.

Con el amor puro, la inexorable ley de afinidad une a los seres en santa unión, por atracción, por sentimientos, por caracteres y se afirma el amor de familia, en la que se disfruta las delicias del padre común y cada cual es fiel en su balanza; no es posible el desconcierto, la miseria, los celos, las pasiones, ni el cuidado ajeno, cuando el amor impera.

Con el amor puro, todos a todos se respetan; todos a todos se ayudan; porque todos a todos se consideran iguales y todos saben que todos tienen los mismos derechos; pero todos saben también que tienen obligaciones con todos por amor desinteresado, porque todos del trabajo viven y porque el amor impone la ley del progreso y el progreso es común. Por lo tanto, el trabajo es común y el usufructo común también.

Esto es la esencia de la justicia, en la más absoluta libertad sin libertinaje; lo mismo que el amor puro mata el amor propio, la libertad, derivado del amor, mata el libertinaje.

Se objetará a todo esto que eso es la perfección y propio sólo de hombres perfectos (1)

(1)Ni la “perfección” ni el “amor puro” puede tenerlo el hombre, pero sí relativamente; pero usaremos sus términos para mejor entendernos.


Nunca mejor objeción; para los hombres perfectos hablo; pero para los perfectos principiantes; para los que han acatado la Ley de Amor, en la que trabajan para llegar a la perfección; pero es de justicia darlo ahora, para las tres generaciones que viven en la tierra y que han sido juzgadas no aleguen ignorancia y desconocimiento de lo que será el mundo pasadas estas tres generaciones que pasarán en el plazo breve de 90 años y para cuya fecha vivirán en la tierra sólo espíritus de luz; trabajadores de antes, que vienen a continuar su trabajo desde ahora y no temáis que les vaya a torcer su camino las moribundas malas costumbres de hoy; han vivido muchas existencias ya en la tierra en medio de la baraúnda Babilónica y, la experiencia, es madre de la ciencia y saben y han jurado al Padre; unos, venir para enderezar sus entuertos, y otros, a ser el sostén y preceptores de ellos; esto lo sabe el Juez, porque a él se lo han jurado, como juez del Padre .(2)

(2)Buscad y entender. “Los Juramentados”, Marcha. www.emecu178.com

Conclusión: El Amor es la Ley suprema para todos los mundos de la cosmogonía; la tierra en su progreso material, es bella, porque le llegó el amor de los otros mundos hermanos: por tanto, el amor es universal y nos pone en unidad, comunión y comunicación con todos los mundos del universo; y así, el amor, es el Dios Amor; único principio del que se derivan todas las demás leyes.


A.7.- EL AMOR. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II, QUINTA PARTE LA ETICA, CAPITULO IX)

No necesitamos más que copiar un párrafo de nuestro “Código de Amor Universal” (LIBRO SEGUNDO, CAPITULO DIECISEIS). Os adelantamos en estas alturas de la filosofía.

“Artículo 14.- Por el amor existen los mundos y el fin de éstos es el hombre: es el efecto del amor del Creador. Así, pues, la ley eterna es amor y es única como su causa; por lo que, el hombre tiene que vivir del amor como hombre y como espíritu: y en estos dos nombres, están representadas las dos potencias, que son una sola y misma cosa, en grado diferente, porque una sola substancia existe.

El grado diferente es que, uno tiene la dirección de los actos y el otro la ejecución de los actos. Más claro; el uno es la fuerza impulsiva que mueve la máquina y el otro es la máquina que anda si la fuerza le manda; y ésta se queda, si la fuerza le falta.

Materia es la Máquina; materia es la fuerza; la fuerza sin la máquina, nada obra; la máquina sin la fuerza, nada obra tampoco. Pero dadle fuerza y la veréis hacer maravillas. Es, pues, la fuerza el espíritu; es, pues, el cuerpo la máquina. Mas si la máquina no tuviera un alma que es la ciencia que la precisó en sus movimientos con los que se hace sensible a la fuerza motora, no marcharía. Así tampoco un cuerpo de hombre, si no tuviera el alma que es la esencia sensible de la naturaleza en el estado de materia, no obraría tampoco obra inteligente, si el espíritu no entrara en esa alma componiendo la trinidad, cuya unión es el amor con el que entonces le da al hombre el verdadero nombre de hombre. Pero hay máquinas que labran tierra y máquinas de alta perfección. Igual hay hombres que solo son porque en ellos está la trinidad, pero que aún no la han descubierto y así no han podido ni sabido Amar. No han podido, por eso, unir las dos potencias.

A estas máquinas no las puede mover la electricidad ni el gas ni aun el vapor; la sangre animal solo puede moverlas. Y, sin embargo, todas son máquinas, las rige la misma ley, tienen la misma alma: La ciencia, en la máquina; el amor, en el hombre, pero será del grado alcanzado.

La máquina que labra la tierra cumple su fin, lo mismo que la inteligente rotativa o la máquina fotográfica; pero no podréis con éstas labrar la tierra y con aquélla imprimir o retratar. Máquinas son, sin embargo, y las rige la misma ley, pero cada una en su grado y artículo correspondiente a su diferencia. Una vive y se alimenta de lo rústico, de lo animal; las otras de la materia también, pero elevada a la matemática de fuerzas depuradas; pero todas se basan en un mismo principio y van al mismo fin, al progreso. Y van por la acción, por el esfuerzo, por el trabajo, por la unión, por el amor, que es sacrificio que nadie lo haría si no existiera la necesidad; y la necesidad no existiría si no hubiera hombres; y los hombres solos no pueden existir si no existe el amor, en uno u otro grado. Si el amor es imperfecto, será material; si perfecto, en relación, será espiritual; pero no son dos amores, es un solo amor; sino que el ignorante lo materializa y lo enloda, y el sabio lo espiritualiza, lo abrillanta y lo santifica hasta en la carne.

El amor de la carne es ineludible ley y de él depende la vida de los seres, después de la primera aparición que ya conocéis en su forma natural, como hemos explicado en la Creación del alma humana.

El amor de la carne es el primer incentivo de la unión de los seres y esa unión hace el amor y es la base de la sociedad armónica y el galardón al trabajo de la materia, cuyo goce lo recibe por el alma.

Así, el amor de la carne es la base del amor espiritual, y es el mismo y único amor y, por esa escala ascendente, el amor es santo, porque procede del único santo: el Padre Creador. Por lo que se ha de tomar en justa medida.

Para deciros todo sobre el amor, os voy a regalar un trozo de un diálogo sostenido por uno que buscaba el amor y su autor, y llamó y fue contestado:

Pregunta: Mundos del infinito
Liras del firmamento
que vibráis en concierto
de esa tan gran Armonía
que rige la ley de Amor…
¿Dónde se encuentra el Autor
de esa tan gran maravilla
y mágico movimiento?
Respuesta: “Está de las almas dentro
Aun del hombre pequeñito”
P: ¿Y cómo puede caber
Encerrado en mí, mi Autor?
R:“En ti se encierra y lo ves
cuando haces obra de amor,
porque el amor, es su ley
y en todo el hombre a de ver
al Creador en su Amor.
Y el que del Amor no vive,
perderá todas su lides
pero…. volverá a nacer”.
………………………………
………………………………

Y bien; ¿qué os diré más aquí del amor? He prometido escribir “Los cinco amores”, que serán cinco grados del amor y entonces seremos extensos porque será popular. Para el estudiante de filosofía se le ha dado este fragmento de un código y acaso sea demasiado.



B.- LEY DE AFINIDAD.


B.1.- LEY DE AFINIDAD. (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO, PRIMERA PARTE, CAPITULO CUARTO, PARRAFO II).

Prescindamos aquí del infinito trabajo de esta ley sobre todas las cosas de la naturaleza del hombre abajo, porque es labor de la Química y de la Electricidad demostrarlo, porque es del dominio de las matemáticas positivas, lo mismo que los efectos producidos por el amor material.

Nosotros tenemos el deber de pasar más delante de esas ciencias físicas e internarnos en la fría metafísica, con todos sus intríngulis, zig-zags y recovecos.

Y no nos asusta; porque ya hemos recorrido ese laberinto para sentar los axiomas de << El Espiritismo en su Asiento >> y los principios de la << Filosofía Austera Racional >>, por lo cual aquí más bien vamos a recrearnos en su grandeza, aunque quizás nuestro rico idioma no lo sea bastante para ponderarlo.

Como el amor del Padre lo baña todo, lo llena todo y lo vivifica todo, pero que está, por ley forzosa, más puro y latente en su epicentro, que llamamos centro vibratorio, desde luego, todas las moléculas que componen el Universo infinito, en Mundos, seres y formas, por el magnetismo remanente que cada una conserva de su estancia y vida hasta su desprendimiento de aquel centro, en el que vibra el Padre Creador de todo, que podemos decir con justicia que el Éter es su aliento y su pensamiento eterno de la creación.

Cada molécula, repito, por ese magnetismo remanente, no se querría (permítaseme expresarlo así), no querría separarse de aquel seno materno. Pero, es necesario separarse para la demostración de la vida en formas y a la ley de afinidad le es confiada esta tremenda tarea, que la sabe cumplir el espíritu, que en la unidad solidaria que compone el espiritismo obran la omnipotencia del Padre.

¡Hermanos! Fijar bien este punto que por primera vez se os descubre a los hijos de la tierra.

Un espíritu A, por ejemplo, tiene el cargo de reunir todas las moléculas H (hierro) para un mundo B, del grado C.

A, en el centro vibratorio, se carga de las moléculas H, más potentes del grado C, y se coloca en el punto apartado conveniente, donde atrae, por la ley magnética, a las moléculas H, hasta la compensación de sus fuerzas.

Esta operación no se realiza al capricho, sino que se atiende a hechos matemáticos. Lo que quiere decir, justos o de justicia.

Mientras el espíritu A está en esa operación Afínica, otro maestro habrá recogido un germen telúrico que un mundo central, o Sol, habrá evacuado, dando nacimiento a un mundo nuevo: y en su momento justo, el espíritu A, con toda su carga H, penetra en el mundo que denominamos B y descarga, dejando allí aquello que será el epicentro de atracción magnética de cuantas moléculas afines se pongan al alcance de su potencia y que constituirán, durante la vida de aquel mundo, el elemento hierro.

Lo mismo sucede para todas las otras moléculas de la inmensa variedad universal, que compondrá el todo de ese mundo; y cada epicentro magnético de cada especie, son ahora los policías de la ley de afinidad, atrayendo moléculas vivas, llenas de valor y fuerzas vivificantes, y expeliendo las viejas, gastadas por el trabajo de generar formas, por la más alta química de la metamorfosis, las especies movientes que demuestran la vida, para preparar otras vidas, ascendentes en perfección, hasta que, llegadas las cosas a un punto Matemático-Alquímico, se reúnen los productos todos, de todas las cosas de los tres reinos, y crean el cuerpo y alma humana, resumen del poder de la naturaleza; y, por justicia del progreso, no puede terminar ahí proceso de tanta industria inteligente; y es entonces cuando, según sea el grado del mundo creado, embrionario, de prueba, primitivo, de expiación o progreso, lo ocupará una familia espiritual, que toma del cuerpo materia y alma animal, esencia depurada de la materia, con los que cada espíritu, forma su cuerpo y su alma primitivos de aquel mundo, apareciendo el hombre espontáneo, como cada especie.

Todo esto es preparado por la ley de afinidad. Pero es ahora cuando empieza para ella un trabajo mucho más delicado y grande, pues tiene que hacer afines consanguíneos, por cruzamiento de sus cuerpos, a toda la familia espiritual.

Más como ya obra ahora la Ley de afinidad, con las otras tres leyes gemelas y primordiales y la hemos de seguir señalando por fuerza, la dejaremos aquí, como queda expuesta, para ir explicando las otras.



B.2.- LEY DE AFINIDAD. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero LAS LEYES DEL UNIVERSO, Párrafo II LEYES DERIVADAS Y FATALES)

…Hemos visto ya, que la ley de amor, es la madre de todas las leyes; que todo lo domina y en todo impera; y si impera, si domina y es madre, es porque tiene hijos e hijas.

Su primer hijo y único, es todo el universo con los mundos y los hombres; éstos tenían que tener maestros, con leyes que les imponen, como el preceptor al niño.

La Ley de Afinidad, es la hija mayor; pero que no puede divorciarse de las demás hermanas, porque, como la ley de amor es madre de buen gobierno, a cada una de sus hijas les ordenó sus ocupaciones, bajo su dirección y control.

Es así la Ley de Afinidad, la ordenadora de todas las cosas del universo infinito, e indefectiblemente cumple, reuniendo todos los elementos que han de componer un mundo; reúne todo lo necesario a un acontecimiento histórico en cada mundo y para todos los actos de cada uno de los hombres que han de realizar en todas sus infinitas existencias, en todos los mundos.



B.3.- LEY DE AFINIDAD. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”, CAPITULO SEGUNDO, LEYES FATALES, Afinidad, Justicia, Libertad e Igualdad y Compensación).

18.- De la máxima ley de amor, se derivan estas cuatro leyes fatales, porque son justicia de necesidad, que se cumplen y ponen al fin armonía en cada ser y, cuando la mayoría de los hombres están en armonía individual, aparece la armonía universal que hace leyes armónicas y de justicia, lo que no puede ser, en tanto los hombres no se aman.

19.- Mientras que en la conciencia, los hombres no sientan amor, cada hombre es un gallinero con un raposo dentro; esto, si los hombres están un tanto educados. Si no han llegado al primer grado de educación, entonces los instintos están en cada uno en su individualidad y cada uno quiere ser el primero en saciarse. En ese momento, el hombre es realmente como una jaula donde están encerrados juntos todos los seres irracionales del mundo, imponiéndose el más feroz, que aniquila a los inferiores; ya podéis comprender que algarabía horrible y qué actos terribles habrá en aquel enjambre.

20.- Cada hombre es en realidad esa jaula y ha cometido los destrozos que podéis imaginar, con la agravante, de que el hombre, aunque sea muy obtuso, tiene razón desde su primer instante y por lo tanto, piensa y premedita el hecho, lo que constituye malicia y agrava el hecho, no siendo mayor (materialmente mirado) que el que hace una fiera. En esta, no es falta; en tanto que en el hombre es un crimen. En el hombre, hay razón, porque lleva dentro de sí el índice de la ley de amor que está en su espíritu, por el cual puede pensar.

21.- Todo ese terrible enjambre, con su horrible barahúnda está en realidad de verdad en cada hombre, porque el hombre es la realidad del símbolo del arca de Noé. Esto es lo que representó Moisés, en aquella figura que nadie ha podido comprender.

22.- Por más terrible que sea el cuadro y horrible su desconcierto, el espíritu ha de dominarlo sin destruir ni un asqueroso piojo, y ha de archivar, con orden y concierto, en ley de amor, cada uno de esos infinitos instintos, en su alma, formando el más apreciable tesoro de conocimientos y sentimientos unificados. Esto es su conciencia.

23.- El espíritu, (no olvidarlo), es en la individualidad, la fuerza potente de la ley de amor. En la colectividad, es plenipotencia; y en la comunidad universal, es omnipotencia y llega a ser omnipotencia omnímoda, cuando descubre sus tres entidades de Cuerpo, Alma y Espíritu y cada una obra en concierto de la ley siendo jefe el espíritu, como le está mandado por la indómita ley que en sí lleva impresa, sin poder tirarla y sin poder él dejar de ser.

24.- La ley es el mismo Creador y está dentro de cada hombre y espíritu, aunque lo tilden de demonio. Por lo que, el hombre obra el crimen y la virtud y la ley que es el Creador no se inmuta. Sabe que el hombre ha de triunfar siempre y ha de hacerlo todo por el trabajo de creador de formas, por expreso mandato de su Padre, que va sentado dentro de cada hombre, presenciando la labor de cada instante. El que es la Armonía, en su Potencia, se oculta de su hijo el espíritu, para no cohibirlo, más se hace sentir continuamente, por la vibración constante de las terribles leyes fatales. Es este el secreto de que hasta el hombre más fiera, en la postración, dejó salir de sí, un ¡Dios mío! ¡Padre mío! Por esto es error, ignorancia y malicia, buscar al Creador en lo abstracto, viviendo como vive en toda su grandeza, dentro de cada hombre.

25.- No os espante esa afirmación que es verdad como la vida; sea un freno que se les entrega a los hombres, explicado en su mecanismo. Ya se les dijo en el Sánscrito. Ahora, habéis de prestar atención a las leyes fatales, que no podemos eludir.

26.- La Ley de Afinidad, es la administradora solicita y exacta de la ley Madre o de Amor. Es tal el cúmulo de trabajo de esta ley fatalísima, que nada puede suceder sin que ella haya reunido en la exactitud matemática de peso, medida y tiempo, todos los átomos causa que han de producir un efecto.

27.- El efecto mayor que se produce, es el hombre, en todos los mundos; y es natural que este efecto supremo requiera el todo y el máximum de la Sabiduría para producirlo la primera vez, cuando aún no hay mujer, ni hombre que lo engendren y lo produzcan.

28.- No es este libro el lugar para decir cómo apareció el hombre sobre la tierra; se necesita saber, primero, cómo se creó la Tierra; en la historia de la Tierra se dará este punto, el más trascendental de la Creación. Sí digo, que la tierra inició su vida individual, hace (incompletos) 123 millones de siglos: 55 millones de siglos, que la tierra sufrió un parto del que procede la luna: y 45 millones de siglos, que apareció el hombre, en la forma más maravillosa, racional y sencilla como todos los demás seres, porque sólo hay una ley.

29.- Sí tengo que decir, que desde la aparición del hombre, en que la ley de afinidad tuvo el más intenso e inmenso trabajo de reunir la Quinta Esencia de la materia y la Quinta Esencia de esta esencia, para formar el alma humana, del alma animal, amasada, (diremos), con el alma universal, el Éter, que es la única sustancia, en cuyo momento, repito, (de la aparición del hombre), la Tierra Madre, se despojó del germen procreador de la especie humana, depositándolo en el hombre su criatura y su señor a la vez. Parecerá que la ley de afinidad, no tuviera ya mayor trabajo en la procreación y no es así, si no que tiene aun un mayor y más complicado trabajo.

30.- En efecto: como habéis visto, el terrible cuadro que presenta el hombre hasta que logra hacer un buen archivo de instintos y sentimientos bien ordenados que forman la conciencia, el hombre, se enceguece con el antagonismo que tienen todos sus instintos y no cumple como sabio. Aquí la ley de afinidad, se ve precisada a reunir mil y mil veces, las causas que deben producir el efecto hombre y al fin triunfa, porque el hombre llega a hacer conciencia y cumple su fin en la Creación.

31.- Mas no termina la ley de afinidad su trabajo, porque es de ella el deber, de poner siempre juntas todas las causas que han de producir todos los efectos, con precisión matemática, de peso, medida y tiempo. Entonces y cuando ya el hombre tiene conciencia, produce los efectos en voluntad y la ley es cumplida y cumplimentada y todo marcha ya en armonía; desde ese momento, acaba el maremágnum horrible de aquella jaula horrorosa que hemos contemplado.

32.- En la naturaleza, (del hombre abajo), todo cumple y cumplimenta a la ley; porque, cada ser, sólo tiene una función que desempeñar. En tanto que el hombre, como hombre, tiene las funciones de todos los seres. Ya comprendéis lo heterogéneo de tantas funciones, por lo que, el hombre es, como son todas las cosas de la naturaleza y requiere también el auxilio de todas las leyes y lo tiene, aun cuando no lo comprende.

33.- Cada vez que ha de haber la concepción de un hombre (y ya veis cuántos hay) el espíritu que ha de ocupar aquel cuerpo, desde antes de la concepción, tiene ese espíritu que pedir autorización al maestro espíritu correspondiente y ha de probar la justicia que le asiste; la obra que se propone realizar; el sexo que elige; los padres que escogió; los hijos que engendrará; los medios probables que se preparará; el país en que actuará y todos los pormenores requeridos por la creación y si está en justicia, le es concedido. Y … ¡allá va el espíritu, pidiendo los medios a la ley de afinidad y esta, prepara lo que es justo para todo el petitorio concedido!



B.4.- LEY DE AFINIDAD. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO, CAPITULO IV, LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS).

49 Discípulo.- La ley de afinidad, ¿qué funciones opera?

Maestro.- Como la ley de amor impera, la de afinidad gobierna y administra, y es su función eterna reunir todos los elementos necesarios y en cada punto, para que se produzca un hecho en la creación. Sin ella nada sucede ni nada se crea, y es ley fatal que doblega, lo quieran o no, a todos los seres, porque les pondrá un millón, cien mil millones de veces y eternamente si fuera necesario, los hechos a realizar por un ser, y no otro lo realizará. Y mientras no sea realizado aquel hecho, se verá la falta en el mundo donde hay esa acefalia, porque falta en el catálogo de la creación, lo que origina el desequilibrio que solo por un juicio universal se sentencia. En suma: la ley de afinidad es el administrador y lleva como ejecutor la ley de justicia, que sin forzar obliga a tener voluntad por la influencia de amor.



B.5- LEY DE AFINIDAD. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY, CAPITULO SEGUNDO, PARRAFO II).

“Siempre que se reúnen las causas, que originan los efectos, se producen los mismos efectos”. Este principio de ley no pudo nacer en la tierra, sino por el amor de nuestros hermanos mayores de otros mundos de perfección, pero aún perfectibles, hasta el infinito. Pero, ¿por qué la ciencia adelanta tan paulatinamente? Y ¿por qué, en los últimos 50 años, ha descubierto la ciencia más secretos que en todos los siglos anteriores? Voy a contestar estas preguntas de gran interés, para “desfacer entuertos”. Sí, tuya es la palabra, misionero Cervantes.

Hasta hace cincuenta años, el predominio mundial fue de las religiones. ¿Quién me dirá que no? Y éstas, que su sello es el estancamiento por todos los medios de las corrientes del progreso, habían hecho un dique con los cuerpos y sangre de los progresistas; por esta causa, los hombres de progreso que se querían librar de la opresión tenían que militar en esas filas y, como a hurtadillas, lanzaban un nuevo principio que pronto caía en la censura de la iglesia; y si tal era la fuerza del principio, se aprobaba con muchas enmiendas, que lo desfiguraban. Pero entre que se discutía y se lo disfrazaba, ya trascendía a unos y a otros; y aunque se amordazase, algo quedaba y entraba luego en las universidades, en los laboratorios y, poco a poco, llegaba su fuerza a hacerse ley, por necesidad. Ya tenéis descubierta la causa de que la ciencia suele tardar mucho en descubrir secretos y principios elementales.

Pero el espíritu no muere y es constante cuando entró en el progreso. La ley de los afines, brazo ejecutor de la Ley de Amor, se veía siempre coartada por la maldad, error y predominio de los supremáticos, pero ella preparaba las cosas en sus puestos, reuniendo los efectos de las causas que se oponían al progreso y convierte esos efectos en causa, en virtud de la justicia y la igualdad, por el amor común.

Al efecto; reunidos los oprimidos, los fracasados, los sacrificados por la opresión sistemática, preparados los elementos necesarios en la tierra, descienden, desde los descubridores de América hasta Napoleón, guerreros y rebeldes, hombres de ciencia y obreros. España prepara un nuevo mundo donde tendrían acogida todos los que necesariamente deberían dejar su terruño. Después de librada la batalla que venía a librar y allí dejar preparado el campo de las ideas y, con su expatriación, traer al nuevo continente las mismas ideas, preparando así la unidad y poniendo el sello de que el hombre no es extranjero en ninguna parte.

Mientras los aventureros (según mezquinos historiadores), hombres de misión, según el Juez que sabe a que obedecen estos efectos, porque sabe la causa que los origina; mientras estos hombres de gran misión, unos vestidos de frailes, otros como guerreros, otros como labradores y aunque fueran como cazadores y hasta como bandoleros, preparaban un continente, una nueva morada dentro de la morada misma de la tierra, que antes no fue, porque así convenía a la inexorable ley de afinidad, que tiene por base la justicia, la igualdad y la compensación, se desataron las furias del Dios de los supremáticos, allá en el viejo continente, y pusieron en juego las hogueras, las mazmorras, las ruedas, los garfios, los potros, los venenos, la soga y el puñal, en venganza de los atrevidos que habían prestado auxilio y oídos a los aventureros que desmintieron que el universo fuese aquellos pedazos de tierra, con lo cual, los principios, hubieron de cambiar y las ideas avanzar. Y ya empezó el primer clamor de los de abajo; los del medio, se unieron a ellos porque llevaban la fuerza; y llegó el capitán, en los comienzos del siglo de las luces, y Napoleón quiere unificar la tierra. La espada era aún necesaria; aunque Napoleón antes fue uno de los discípulos amantes de Jesús, venía con la espada, porque la ley de afinidad le enseñaba y le imponía traerla, para iniciar la unidad, bajo un solo credo, el Amor; del que aún no se podía hablar y darlo como ley suprema. Napoleón, por la gran presión religiosa, pasó de la raya que se le había marcado; no porque él lo quisiera sino porque lo vendieron sus mismos capitanes. El, en España, no iba más que a despojar a un babieca que tenía la corona impuesta por Roma y era un obstáculo para su alta idea, de hacer el imperio universal. La ambición de algún capitán suyo, hijo de los errores y prejuicios, de religión y supremacía, no cumplió las ordenes de Napoleón y lo hicieron fracasar en el establecimiento del imperio único; pero dejó bases puestas, y arriba, en los Consejos del Padre, se tomó buena nota de ser la hora de preparar la descensión del Juez para derribar el apócrifo Cristo (por lo que sería llamado el Anticristo), arma de la causa de tantos y tan tristes efectos, ¿Sabían estos puntos los historiadores?. Se les dijo; pero el prejuicio les hizo ser cobardes y faltar a la verdad de la historia. Se les dijo, he dicho; si, señores historiadores, se les dijo, ¿Quién desconoce al “Nariz de Porretín” que os han dicho que hablaba e informaba, y aún mandaba digo yo, a Napoleón? Pues yo lo conozco aquel enano, con nariz de Porretín y vestido de rojo, que le ordenaba a Napoleón; como hubiera podido presentársele de Juana de Arco, ¿Puede alguno dudar de que el Apóstol de España, Santiago, haya sido visto a caballo y dirigiendo una batalla de un puñado de hombres contra grandes legiones de moros? Si hay quien lo dude, que vaya a África; y después de muchos siglos, hay quienes preguntan “si aún vive el del caballo blanco”; pero sobre todo, os lo dice el Juez que fue un apóstol de Jesús, para sustituirlo como jefe del apostolado. Todos los hechos de la tierra se producen por la influencia y con participación de los espíritus; y no por capricho y gusto, sino obedeciendo a la ley de afinidad, que prepara con la más estricta justicia todos los hechos; desde la constitución de una hormiguita hasta las hecatombes de Mesina, Santiago, California y, si está en la justicia, rompe un mundo en pedazos, para unirlos y dejar uno fuera y sostenido por la misma ley, sirviéndole de luna, que le da luz por reflexión, de noche; esta es la ley de afinidad, en la cual, la humanidad que ya empieza a llegar, se baña en Amor y Justicia.

Pero en todas las cosas que pertenecen a hechos históricos, la ley de los afines tiene poco que cuidarse (diríamos en nuestro propio modo de expresarnos en la tierra), porque cada cosa (de tierra arriba), al milímetro y al segundo de nuestras medidas, cumplen su deber, porque todas las cosas y los seres se bañan en el amor. Pero en los mundos de expiación, prueba y primitivos, donde no reina más que la malicia y la carne, ¡oh! ¡Qué trabajo improbo para organizar un hecho! ¡Qué de siglos son necesarios para reunir los afines en el punto de justicia! ¡Sólo el poder del Dios Amor puede hacerlo! Porque no vayan mis hermanos a creer que basta querer a la justicia; porque esa en su mano estaría siempre. Es necesario que ésta esté en armonía con todas las leyes y consiste, la gran parte, en el hombre, que tiene libre albedrío y no se lo coarta el Padre. Pero como la ley de los afines, muchos siglos, decenas de siglos antes de un hecho ya lo señala en armonía con la ley suprema, triunfa siempre y a su hora, por la justicia.

Lo tenéis demostrado en el testamento de Abraham, insertado en el capítulo primero. Siglos antes anunció la ley, escrita después del cautiverio de Israel; y anuncia la luz de sus hijos 36 siglos antes y manda, entre ese tiempo, profetas, misioneros y mesías y, la víspera del acontecimiento mayor, cincuenta años antes, vienen los “ángeles y lenguas de fuego” a preparar el camino al Espíritu de Verdad y al hijo del hombre, que “vendría a juzgar a los vivos y los muertos”.

Pero la materialidad de los hombres y la malicia (de los demonios que llama Abraham que trabajan en contra de los ángeles, que son los espíritus de luz, que unos y otros fueron hombres y lo vuelven a ser), la materialidad, repito entiende que los ángeles son, los que la ignorancia le ha pintado y las lenguas de fuego, material; y ha sido necesario, para que el hombre no alegue ignorancia, que éstos vinieran como lo conocían; llegaron espíritus y tomaron la forma con que la fantasía humana los pintara y ocurrieron las hecatombes de Mesina, la Martinica, California y que los volcanes, o vesubios, sacaran su lengua y escupieran lava; pero aún así, los sistemáticos, los malvados, los opositores a la justicia verdadera, lo achacaron a castigo de los libres, de los que amamos en el progreso al verdadero y único Dios, en amor y verdad…¡Insensatos!....

Pero la ley es previsora, como inexorable; y antes, los que habían de hablar, mandaron al mundo a otros afines que tomaron cuerpo con aptitudes y facultades, por los que ellos hablarían y, uno entre todos, que recogiera la filosofía y la diera impresa al mundo, mientras el Juez llegaba a su punto con todos los suyos para recibir al Espíritu de Verdad, recoger su palabra y juzgar a los vivos y a los muertos; y tanto vale negar, como nada; los hechos han sucedido, y el que no lo quiera creer y aprovechar (hablo a las tres generaciones) lo creerá con perjuicio suyo al desencarnar. Yo cumplo con mi deber, y he luchado 57 siglos para cumplir mi juramento al Padre y, unas veces encarnado y siempre como espíritu, estuve en la lucha y en ella continúo.

Pero la ley de afinidad, donde mayor es su trabajo, es en la unión de los seres, que se descarrían por el desconocimiento del amor puro y los obceca el amor propio y el amor carnal, no siendo éste el amor que debe unir a las familias; más también es lícito y necesario el amor carnal y está dentro de la ley y es él de necesidad, mientras no se tiene conciencia del amor puro, para la ley de procreación. Pero lo trataré, con la extensión debida, después de la ley de justicia.

Conclusión: la ley de afinidad, es el ejecutor de la ley suprema de Amor; ésta es inflexible y matemática y alcanza a todos los hechos del universo, desde la unión del primer “electrón, la molécula y el átomo” hasta la completa terminación de un mundo y no acaba eternamente sus funciones de transformación, siempre progresiva, hasta el infinito; pero es como un ser sin entrañas ni sentimiento; no la ablandan las lágrimas, ni suspiros, ni la ufanan las alabanzas; ella es la ley y nada más.



B.6.- LA AFINIDAD. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II, QUINTA PARTE LA ETICA, CAPITULO X)

Sólo porque debemos seguir en rigor los artículos de las leyes inflexibles y fatales, damos asiento aquí a La Afinidad, como después anotaremos en el capítulo La Justicia que son los brazos ejecutores de la ley de amor.

Debéis traer aquí a la memoria cuanto hemos dicho de la ley de afinidad, de la que aún los hombres conocen sólo un algo de afinidad química, y la mayor parte de sus productos han sido empleados para la destrucción del hombre en contra del principio de afinidad y de amor; y lo más terrible es que la religión primero condenó y excomulgó a la ciencia química (como lo hizo con la Electricidad y la Astronomía) y hemos visto más tarde a esos ministros de…. Dios ¡bendecir las armas y municiones, productos de la química, para la guerra!... Corramos ya un velo sobre tanta maldad.

Los puntos que todo lo abarcan sobre afinidad, son:

1°.- Afinidad universal. Es decir, que todo lo que existe en el universo en mundos y cosas, procede de una sola causa y necesariamente se es afín todo y todo está enlazado lo uno del otro y dependiendo todo de su principio.

Los mundos de un sistema enlazados a su mundo central o sol, los lleva consigo por su lado al centro mayor de que él proviene y depende y aquél de otro mayor y así hasta el centro vibratorio de donde todo depende y vitalizado por el Éter que de allí eternamente fluye y refluye, bañándolo todo.

2°.- Afinidad espiritual. Como ya lo hemos expuesto al tratar de la creación del alma humana y de la concepción de los seres, todos los espíritus del infinito universo son afines por procedencia; pero como las almas individualizadas son compuestas de todos los instintos de los seres animados, resulta que el alma humana es lo más heterogénea que podéis imaginar, viviendo en ella todo lo antagónico de los instintos.

Aun cuando todos estos instintos en realidad son afines también por procedencia natural, como cada uno obedece sólo a su ley, resulta que la inconsciencia de todos ellos obra por separado, ocasionando una confusión en la entidad hombre, hasta que el espíritu logra afinizarlos a todos por la promiscuación sabia de unos con otros, para una obra racional y lo consigue con el tiempo.

Mientras esto no sucede, aparece el hombre enemigo de otro semejante; pero en cuanto domina el espíritu la mitad más uno de los instintos de su alma, nacen las asociaciones afines en ideas y obras, demostrando así la afinidad espiritual.

3°.- Afinidad consanguínea. Recordad aquí toda la lección de la familia y la concepción de los seres, y comprended que, si la armonía del universo es debida a la afinidad de todos sus elementos, incluso la solidaridad de los espíritus, la armonía de un mundo no puede ser de otra manera tampoco, sino por medio de la afinidad consanguínea, de todos cuantos viven como hombres.

Esta, no se realiza desde luego en una generación, sino en las continuadas generaciones, viviendo el espíritu hecho hombre o mujer (obedeciendo a la ley de la justicia), en todos los continentes y razas, llevando esa afinidad en su alma cada vez, hasta que ha conseguido enlazarse con todas las almas de todos los espíritus, de tal modo que podéis ver a toda la familia del mundo, comparada a un copo de algodón que de cualquier fibra que tiréis, arrastráis todo el copo.

4°.- Afinidad Magnética. Magnetismo es todo en un mundo y en todo el universo. Éste es solo ocasionado por el eterno movimiento del Éter que en su flujo y reflujo ocasiona esa fuerza viva y constante.

El magnetismo en cada mundo es diferente en grado, pero el mismo en naturaleza, puesto que es organizado por la única fuerza y causa de la vida demostrada, el espíritu universal llamado Éter.

Tenemos que descubrir aquí algo que la astronomía ve y no entiende o el prejuicio de los hombres no les deja declarar.

Hemos dicho que el magnetismo de cada mundo es diferente en grado, pero el mismo en naturaleza. ¿Cómo se mantiene encerrado dentro de la Órbita y qué muros hay que lo contengan?

No hay ningún misterio. Han visto los Astrónomos los Asteroides en gran número. ¿Cuál es su misión? Estos guardias del orden del universo, forman planos simétricos en línea que señalan las zonas de cada Órbita. Su carga eléctrica es de la fuerza suficiente a retener el magnetismo negativo y fuerza centrífuga de cada mundo, alimentando a la vez al mundo, de la Electricidad positiva para su marcha dentro del límite de su zona, lo que hace imposible a un mundo salir de su órbita hasta que gastó su dinamismo original….

Esos Asteroides responden por excitación como responde un electroimán, según las corrientes y líneas de fuerza con que es herido. Y como recogen todas las cargas de la fuerza universal y éstas son todas afines, la afinidad magnética es en los asteroides perfectamente igual. La diferencia de su excitación dependerá del mundo que gire en su presencia; absolutamente igual, como sucede con la rotación de un inducido entre dos inductores. Ved con esto que, sin conocer las leyes de la electricidad todas las ciencias y la filosofía tenían que ser incompletas, vacías y equívocas.

Llamen Marconi y Tesla a esos guardias del orden universal, para que les dejen transmitir ondas que no se igualan a la pureza y altura de Marte, Venus, etc. Si se lo consienten…. habrán conseguido los niños romper el juguete del universo.

5°.- Afinidad química. De ésta hasta conoce el hombre ya demasiado; puesto que la mayor parte de sus productos los emplea en destruir a los hombres, obrando en contra del mandato de la ley de la vida y del amor de los espíritus de luz, al descubrir afinidades químicas de los Elementos de la Naturaleza para salud, descanso y comodidad de la familia humana.

Cada hombre que usa la química para un fin contrario a eso, es un prevaricador de la ley de la vida; un detractor del progreso y un verdugo de la humanidad.

Una vez cometido ese crimen de Lesa Deidad y humanidad, los agredidos está en su defensa y no cometen delito al usar esas mismas armas contra el agresor. Es lo que hoy sucede en la revolución social, surgida por la opresión supremática.

Pero el fin primordial de la química es demostrar que el hombre tiene en sí todos los elementos de la naturaleza, para con esto encontrar en su semejante mineral, vegetal y animal, la curación y anular, por la previsión, las enfermedades.

Ahí tienen los químicos un campo de acción noble e interminable; pero no se hará seguramente hasta que nuestra Comuna de Amor, gobierne a la humanidad.



C.- LEY DE JUSTICIA.


C.1.- LA LEY DE JUSTICIA. (EL ESPIRITISMO ESTUDIADO, PRIMERA PARTE, CAPITULO CUARTO, PARRAFO III).

Desde luego, creo que habréis visto actos de justicia en esas mismas operaciones que hemos señalado de la ley de afinidad. Lo que quiere decir, que obran inseparables; pero que se distingue cuándo es cargo de una u otra ley, porque se ve su acción como primordial efecto y por lo tanto como primera causa; y es que cada ley obra como inflexible secretario del Gobierno del Espiritismo, cuya constitución o carta orgánica es el Amor, mantenido, sostenido e impuesto sin obligar, por el Padre de los espíritus, autoridad y potencia suma.

La ley de justicia es absolutamente ciega para lograr sus fines; pero toda ojos, para obrar sus hechos.

En todo el vastísimo proceso evolutivo de las especies, hasta aparecer la especie humana, la ley de justicia está latente en todos los actos, para dar a cada especie lo suyo justo, porque es así como únicamente puede hacerse la Armonía Magnética que necesita la ley de afinidad, para que cada cosa cumpla su fin en la creación en el tiempo justo que la reacción química resultante da la conjunción de sus moléculas, con más la atracción y repulsión de otros cuerpos que conviven en el mismo concierto, para darse mutuamente los productos necesarios a sus movimientos rigurosos, matemáticos y geométricos, cumplan al centímetro, al gramo y al segundo su proceso, estableciendo la infinita fórmula espiritual C. G. S., que representa en verdad al Padre Creador, con todas sus leyes; pero que la de justicia descansa sobre ese infalible pedestal.

¡Oh matemáticos y geómetras! ¿Qué caminos os pueden ser cerrados después del punto expuesto?...

Pero donde la ley de justicia tiene su trabajo ímprobo, es en que todos los seres humanos paguen a la creación y mutuamente entre sí todos y cada uno de los espíritus, sus deudas y en la misma forma y cosa en que la hicieron. Pero ¿sabéis cómo no se equivoca jamás y le es relativamente fácil a la Ley de justicia, el cumplimiento terrible de su cargo? Pues lo más sencillo y no os asustéis al saberlo. Cada alma, envoltura de cada espíritu, hace de libro, en la que, cada espíritu, sin que le sea posible eludirse, asienta hecho por hecho, en todos los momentos de su eterna vida, su debe y su haber y cada uno lo llevamos a nuestro gusto o pesar, acusándonos o dándonos satisfacción según que hagamos mayor o menor grado de conciencia.

De paso, entended que, la conciencia, no es otra cosa que el número de instintos dominados, que forma nuestro tribunal interno, que juzga en cada instante todas nuestras acciones y delibera en los procesos todos de nuestros pensamientos, antes de convertirlos en hechos.

El sabio filósofo de esta metafísica, deduce casi infaliblemente el estado de cada individuo, por la claridad y prontitud, o por lo sombrío, tardo o dudoso e impetuoso de los procesos de la conciencia, manifestada en hechos.

El espiritista (que tal pueda llamarse) debe ser sabio, o por lo menos inteligente en estos hechos; y por justicia, tiene el derecho de inquirir y será contestado siempre por sus afines, porque es ley del espiritismo y es necesario para el buen gobierno de éste.

Hechas estas consideraciones del axioma, vamos a señalar los dos casos más transcendentales de la aplicación de la ley de justicia, que expondremos sucintamente aquí, ya que lo podéis ver más extenso en los libros citados atrás. Estos dos casos son: el pago de vidas y el juicio de mayoría.

En el caso del pago de vidas es absolutamente inexorable; para lo cual, la Ley de justicia no tiene en cuenta ninguna posición, estado, ni leyes sociales, ni condición moral-intelectual. Sólo tiene en cuenta, hacer restituir las vidas que cortaron y nada más.

Para eso, cada espíritu, al desencarnar de cada existencia, en cada mundo deja en el libro de la vida, asentado en su debe y haber, las que dio y las que cortó; y allí la Ley de justicia (que, como todas las leyes, no es más que el querer de las mayorías) cada vez le recuerda su deuda, además que la lleva en su libro alma.

Sabe también todo espíritu, que esa deuda no la puede postergar y recuerda siempre el mandato y sentencia de su Padre, que es el todo de la fuerza de la ley: << Si odias, tendrás que amar; y si matas, con tus besos resucitarás al muerto >>. Lo que lo decide, a pasar vista a la página de su anterior existencia y empieza a formarse un nuevo juicio destino para otra existencia; pero teniendo que esperar la ocasión propicia, que le debe disponer la ley de afinidad y a veces la de justicia según que haya o no vidas que pagar.

Cuando ya la conciencia es suficiente a darse cuenta de su estado, son tan avaros para pedir en su juicio destino, que tienen los jueces maestros que aminorar mucho de lo que piden, porque no sería posible por demasiado, o por las condiciones de la sociedad en que deberán actuar, que rara vez es dos veces seguidas en la misma nación, país o familia, porque se impone hacer depósitos en todos los puntos de la tierra, mezclarse para afinizarse consanguíneamente con todas las razas, en todos los países y con todos los espíritus hechos hombres; y ha de ser mujer y hombre, hermano de su hermano, padre de su padre y ha de actuar en todas las posiciones, de rico, de pobre, de sabio y aparente ignorante, de bello y deforme, de mandante y mandado ha de ejercer todos los oficios, artes y ocupaciones, porque de todo tiene que experimentarse, porque de todo tiene que ser maestro y para ello, dentro de la ley de afinidad y justicia, tiene la libertad, para buscar en todo la compensación.

¿Os dais cuenta, qué terrible trabajo desempeñan las dos leyes auxiliares de la ley madre amor? ¿Podéis con esto hacer conciencia del gobierno del espiritismo, para el cumplimiento de la política del Creador?

Pues todo esto es sólo para un individuo. ¿Cómo será para todo un mundo? Pero un mundo no es más que una ciudad; ¿cómo será para una región formada por los mundos de cada sistema solar? Pero un sistema solar sólo es una región de la cosmogonía de que forma parte como todos los otros sistemas de una nebulosa; ¿cómo será para todo un plano que, por ejemplo, el que pertenecemos nosotros, es compuesto de siete y media nebulosas, siendo la más pequeña, la insondable (humanamente) Vía Láctea? y ¿cómo será para todo el universo? Pues todo lo rige el espiritismo. Y, ¿no es estúpido orgullo el de los muy hombres que niegan el espíritu y el espiritismo, en su acción?... ¡Qué compasión merecen. Meditad en esto poco que he descripto, casi sin orden, pero no sin concierto y fundamento y estad seguros, que entre todos no lo podréis desmentir y sí lo habéis de confesar y confirmar, como lo confirma el espiritismo, que es lo mismo que deciros, lo confirma el Padre Creador, que no es Dios pigmeo y antropófago de ninguna religión.

Permitidme que no diga más de este punto, que emborracha de tanta magnitud; pero lo tenéis en los libros citados; y como introito de aquéllos y axioma insuperable de la ley del espiritismo y política del Creador, es bastante; pero continuaremos explayando esos mismo en todos los capítulos de este estudio, en los que hemos de conseguir nuestro fin, de que se conozca el espiritismo uno solo y se estudie de un solo modo, aunque con arreglo al progreso de cada uno, comprendiendo que la Escuela tiene tantos grados como hay de la enseñanza primaria hasta el doctorado, de cuyo grado dependen todos los otros que disciplinados reconocen.



C.2.- LEY DE JUSTICIA. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero LAS LEYES DEL UNIVERSO, Párrafo II, LEYES DERIVADAS Y FATALES)

La Ley de Justicia, lleva con ella a todas partes el orden y hace a los hombres y los espíritus cumplir su deber, de grado o por fuerza. Si el espíritu cumple y el hombre también de buen grado, la ley es cumplida; si el espíritu y el hombre no cumplen de grado, cumplirán por fuerza y la ley es cumplida; pero no cumplió el espíritu ni el hombre, y es una deuda que pagará, porque no basta cumplir la ley, sino complementar a la ley para estar en la ley; es decir de voluntad.

En los mundos, todo le es libre al hombre en la justicia; también todo le es vedado en la injusticia. Anotaré algún pasaje, en el párrafo IV, aunque sea el más atrevido, porque si yo no lo aclaro, no lo aclarará otro; y no obedezco a mi satisfacción, sino a mi deber de descubrir los secretos de las leyes divinas.



C.3.- LEY DE JUSTICIA. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”, CAPITULO SEGUNDO, LEYES FATALES, Afinidad, Justicia, Igualdad y Compensación ).

34.- La ley de afinidad, tiene como agente inexorable la ley de justicia; son los dos brazos dignos de la ley de Amor, cabeza única de este concierto, Gobierno Supremo del Creador.

35.- La ley de justicia, es como un ser sin entrañas ni sentimientos que todo lo iguala sin miramiento, porque no ve más que obras, que es lo que tiene que presentar a la Armonía de la Creación. Estas son fe, que ha de presentar, del cumplimiento de la ley.

36.- Esta ley, no ve si uno es ciego, sordo, manco o tullido; robusto, sabio o ignorante; si es dignidad o mendigo, porque ella sabe, que no hay más que hombres y que cada uno, en su estado y condición, tiene un hecho que cumplir y éste se le exige.

37.- La ley de justicia (riguroso índice de la creación), hace su oficio sin mirar que se produzca una catástrofe humana, como la actual guerra mundial; o una hecatombe, como las de Martinica, Messina y San Francisco, o se hunda un Continente como la Atlántida, levantando otro al mismo tiempo como las Américas; o hace un parto en la tierra y nace un satélite como el que nos alumbra las noches. Esto lo va a repetir en ley de Justicia otra vez, muy presto.

38.- Cierto es que esos cataclismos están en la ley; si los hombres cumplieran su deber, fueran civilizados y por tanto sabios, no los ignorarían y serían esperados. Lo que se espera, no causa espanto aunque cause dolor, que es el fin que cumple la ley, porque solo por el dolor se dominan los instintos, los antagonismos y las pasiones y en ese estado, los hombres caen en postración, y en su impotencia llaman al Padre y reconocen su error. Ved aquí cómo la ley de justicia en su mayor rigor, es el máximo amor.

39.- Porque los hombres han delinquido más de lo tolerable, empleando el progreso de los trabajadores, en armas de destrucción de los mismos progresistas, ha surgido la sin precedente guerra actual, suma igual al desconcierto levantado y no acabará. (porque es ley que no acaba), hasta que los mismos hombres quiten todos los obstáculos que han puesto a la ley de justicia como son las fronteras, tras de las cuales, los hombres son extranjeros. Esto, fue y se toleró en los tiempos de las religiones, que eran tiempos de ignorancia, de antagonismos, de pasión, de supremacías; en fin, el tiempo de la terrible y horrible jaula, que os mostré.

40.- Tolerar no es consentir, sino dar tiempo a que llegue el límite del tiempo (esperando que se corrijan, los tolerados por el saciamiento de sus instintos). Llegado ese límite, que Isaías llamó “el tiempo, los tiempos y la mitad del tiempo”, y Abraham había escrito en su Testamento, siglos concretos que se han cumplido hace poco, la Tierra hizo demostraciones con repetidos movimientos sísmicos casi diarios durante todo el año 1913 (1), en que las inundaciones fueron muchas, tempestades y cambios atmosféricos no igualados, allanamientos de ríos, surgimientos y hundimientos de islas, fasta de cosechas, crisis generales y por corona, esta conflagración mundial, que es igual al Sumando habido en la ley de justicia.

(1) Y siguen y seguirán hasta el fin.

41.- ¿Tiene en cuenta esta ley, a las religiones y a las dignidades? “Mejor es no meneallo”. Ya dije que, la ley sabe que no hay más que hombres iguales. Tenéis una regla infalible para juzgarlas: “por el fruto conoceréis el árbol”. Si la usáis con clara razón, hallaréis que todas la guerras, y todo el malestar mundial, proviene del parasitismo. ¿Qué más he de decir?

42.- La ley de justicia, obra en justicia y revulsiona a los hombres sacándolos del marasmo y de la postración en que han caído y, lleva a la guerra a los hombres, para matar la guerra y sus causas. Esas causas no son de la ley, sino faltas cometidas contra la ley. Esto es lo que persigue la fatalísima justicia con ese único sacudimiento, cual no han visto los hombres desde que están sobre la tierra. Ya lo dijo Isaías y en el Apocalipsis se advirtió que “la sangre formaría ríos y llegaría a las bocas de los caballos”.



C.4.- LEY DE JUSTICIA. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO, CAPITULO IV, LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS).

50 Discípulo.- ¿La ley de justicia deja de cumplirse por la acefalia de un ser?

Maestro.- No. La ley se cumple siempre. Lo que hay es que la acefalia de un individuo origina el desequilibrio en la familia de un mundo; pero la ley de justicia lleva su registro y, en cuanto tiene mayoría de cumplidores, llama a juicio de liquidación y hace la justa separación, para poner armonía entre los cumplidores y los acéfalos. Entonces la de afinidad prepara los objetos que deben producir los hechos que por culpa de los malversores no están en el catálogo de la creación: Si resulta que aquellos hechos no están conforme con el progreso de aquel mundo, entonces tales acéfalos son llevados a cumplirlos en un mundo que esté en igual grado, porque no pueden desarmonizar unos hechos de otros, en todo el universo. Esto no es castigo, puesto que se les da punto adecuando a sus tendencias, y sí (como se ve) es amor, en su más alto grado.



C.5- LEY DE JUSTICIA. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY, CAPITULO SEGUNDO, PARRAFO III).

El amor no puede ser sin justicia, ni ciego, como se ha cantado. Yo os digo: el amor, de hecho, es sabiduría; y por lo tanto, de derecho, es justicia; y la justicia, aún la terrenal, tiene que ser toda ojos. La justicia recibe los hechos obrados por la ley de afinidad, y la justicia tiene que ponerlos, cada hecho en su sitio y preparar un sitio para cada hecho. Si la justicia obra a ciegas, no puede ser justa.

En los actos de la naturaleza, la justicia resplandece hasta en las cosas insignificantes (para nosotros los hombre de la tierra) y nada sucede sin que lleve el sello de la ley de afinidad, que es el ejecutor del amor del Padre. No existe la casualidad, en lo material ni en lo espiritual, sino que todo obedece a una causa primera; pero la ignorancia de los hombres háceles repetir muchas veces; ¡Casualidad! No, hermanos míos; no hay casualidad; lo que hay es ignorancia e imprevisión; y el sabio, el llamado sabio, el magistrado, el juez, la ley que pronuncie casualidad, declara su ignorancia de las causas que producen esos efectos que no comprenden y llaman casualidad. En cambio, son el cumplimiento fiel e irrevocable de la justicia de la ley suprema de amor. Fatalidad, sí puede admitirse, en el sentido de la acepción que la academia le designa; pero entonces es justicia de necesidad en vez de fatalidad.

La muerte repentina, el asesinato en general, el robo (mal llamado), la tristeza, la alegría, la paz y la guerra; la creación de un mundo, su transformación, la vida humana, la vida espiritual, la comunicación del espíritu obrando sobre la materia de un encarnado, la ignorancia aparente, la ciencia y sabiduría que llamáis infusa; la ciencia y sabiduría de los hombres; todo, obedece a la justicia de la ley; la desaparición de un continente, la destrucción de una ciudad, la derrota de un ejército, la sumersión de una escuadra, el hambre, la peste, la asolación de los campos, no es menos justo que el bienestar y la dicha.

Ya os lo ha dicho Jesús: “No cae la hoja del árbol sin la voluntad del Padre”, “El que a hierro mata, a hierro muere”, “Con la vara que midieres, serás medida”. ¿Y qué caso ha hecho la humanidad de esto? Los hombres de la ley, por desidia, para envolver su ignorancia, han llamado “casualidad” a los hechos que son de justicia.

Pues bien, hombres; si no entendéis el verdadero sentido de las palabras de Jesús, yo os las diré de modo que las entendáis: “Si odias, tendrás que amar”, “Si te apropias de lo de tu hermano, serás despojado de lo que no has ganado”, “Si cometieres escándalo, el escándalo será sobre ti, hasta que lo borres de tus escandalizados”….

Todos estos principios morales están escritos por el legislador Shet hace 57 siglos y repetidos millones de veces por millares de moralistas; las religiones, los han tenido todas; pero la supremacía en que se han encastillado; el no practicarlos ellas, que son las primeras que debían practicarlos, llevó al escándalo a los estados civiles; y estos, prejuiciados por el error y falsa interpretación teológica de las escrituras, hicieron los códigos, que son una completa equivocación; en el dicho de “el que a hierro mata a hierro muere” han entendido la pena de muerte, que ha manchado todos los códigos y los sentimientos de todos los hombres. La ignorancia y la malicia sólo pueden entenderlo como lo han entendido; pero no habéis querido entender “que ni la hoja del árbol cae sin la voluntad del Padre”; no habéis querido entender “no quiere mi Padre la muerte de sus hijos, sino que se convierta y viva”; sois hijos de la carne, y por eso oís nada más que los espíritus de la carne, como lo dijo Hellí a Abraham.

Más yo os pregunto; puesto que habéis tomado la palabra al pie de la letra, ¿por qué matáis de diferente modo del que uno mató a otro? ¿Cómo os arreglaríais para matar a una mujer que mata el feto dentro de sus entrañas? Si habíais de ser justos en la aplicación de la palabra, tendría que morir del mismo modo que mató. ¿Sois impotentes para ello? Pues no cometáis injusticia. Yo os lo digo; los delincuentes son enfermos del espíritu y hay que curarlos; con su destrucción, los enfermáis más; con su retiro de la sociedad no los curáis, porque les priváis de los medios de curación.

No sois justos, porque sois ignorantes; sois ignorantes, porque no sabéis amar; no sabéis amar, porque sois y vivís sólo la vida de la carne.

Los delitos no los comete el cuerpo de un hombre; la ejecución del delito efecto del espíritu es y el espíritu es de Dios y sólo Dios puede juzgarlo.

El cuerpo es sólo una máquina regida por un agente, movido por una fuerza indestructible, por un principio inteligente, al cual no puede la justicia de la tierra castigar, ni el Creador destruir porque es parte de El mismo y lo creó para ser eterno.

Ese espíritu equivocó el camino, por el ambiente; por el equívoco de las religiones; de los estados, de las leyes, de la parcialidad del juez, y es el juez, el estado y la religión el responsable y “pagarán hasta el último cornado”.

Pero el Creador tiene medios, en su ley inexorable, para atraer y en su inmenso amor manda sus hijos de luz para que le lleven sus hermanos, “negros de hollín”, una vez que se iluminen en su conciencia; no los elimina, cuando son tercos y obcecados: el Padre tiene moradas, hospitales dónde curar a esos enfermos y allí son curados por los mismos que los enfermaron; por los injustos, por los que escandalizaron y no los abandonarán hasta que los hayan curado y redimido, para lo que tienen que hacerse sabios, sabiendo amar.

He ahí la verdadera justicia: esa no puede equivocarse; esa produce los efectos que son de justicia, porque son sostenidos por causas justas.

Sabedlo, pues; las vidas que habéis cortado por vuestras leyes, las tenéis que devolver, reanudarlas y ponerlas en camino para terminar su carrera y misión. De modo que, cuando sentenciáis a un hombre a la muerte, os sentenciáis vosotros también a dar vida material a aquel espíritu, y cuando sentenciáis la prisión de un hombre separándolo de la sociedad, vosotros mismos os sentenciáis a darle la libertad; de donde se desprende la reencarnación de los espíritus por necesidad y justicia, por la ley de igualdad y por la de compensación, sin cuyos artículos no podría existir la Ley de Amor.

Se dirá que el crimen hay que castigarlo; que la pena de muerte se impone por vindicta pública; que las cárceles son necesarias para separar de la sociedad a los perturbadores. ¿Dónde hay mayor error? ¿Por qué ha de hacerse partícipe a todo un pueblo de la venganza, ya que según decís, esto significa vindicta? El pueblo, en todo caso, debería castigar a los causantes del delito, que no son otros que los legisladores, los gobiernos, las religiones, que le han enseñado odio en vez de amor y lo mantienen ciego y fanático en los errores de religión y de patria y le enseñan supremacías que en la ley no existen, aunque existan superioridades de sabiduría y virtud; estas, que son las verdaderas superioridades, la ley suprema de Amor les da el título de Maestros; pero no los autoriza más que a enseñar el bien y nunca a castigar; porque en justicia, el castigo, están en la conciencia del delincuente cuando se le despierta; esa conciencia es juez más inexorable que la muerte material y el remordimiento le hará reconocer su equívoco y sabrá que tiene que remediar el mal; pero si en vez de despertarle la conciencia, se le embota separándolo de la sociedad y sometiéndolo a penalidades que las bestias sólo pueden soportarlas, el odio crece y su regeneración se retarda.

Afortunadamente, pasadas tres generaciones, pasará con ellas todo ese maremágnum de errores, porque los que van llegando a la tierra ya traen la sabiduría del amor bien aprendida y el ambiente será de amor; pero lo estudio, os lo digo porque los que hoy estáis en la tierra y ya sentenciados, aprovechéis y no aleguéis ignorancia y empecéis a deshacer vuestros equívocos los que necesariamente os llevan al mundo a donde ya fueron muchos de vuestros colegas, para ser allí curados de la ignorancia de la verdad, ya que en la tierra fueron sabios del error, de la mentira, por la supremacía y el prejuicio. Vivir alertas y pedir al Padre luz y recibiréis luz sobre luz; pero pedirla en espíritu y verdad, limpiándoos antes del odio y del prejuicio, porque el Padre no oye más que a los humildes de corazón.

Conclusión: Nada sucede en la tierra y el universo sino dentro de la más estricta justicia; y el hombre no puede castigar al delincuente; pero tiene el ineludible deber de corregirlo y enseñarle amor; y todos los seres son responsables de su ignorancia y tienen el deber de ser sabios, estudiándose a sí mismos y consigo el universo; sólo el Padre tiene el derecho de justicia, porque “Ni la hoja cae del árbol sin su voluntad”.



C.6.- LA JUSTICIA. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II, QUINTA PARTE LA ETICA, CAPITULO XI)

PARRAFO 1°

LA JUSTICIA ES LA LEY PLEBISCITARIA

La justicia es la representación de los derechos del hombre. “Cualquiera que no cumple todos los artículos de la ley, es transgresor”, ha sentado Santiago Apóstol de España, en su Carta Universal de libertad y justicia.

Ante esa sentencia austera, todos somos transgresores de la justicia. Pero es que unos cometen la transgresión por maldad, obligando a los otros a ser transgresores por su defensa en sus derechos inalienables.

Los primeros son causa; los segundos, efecto de esa causa. La causa no tiene atenuante; el efecto tiene todas las atenuantes, pero siempre le queda una parte de responsabilidad, que la paga necesariamente.

La justicia trae la libertad del hombre y la compensación de sus derechos, por lo cual es Plebiscitaria tácitamente y no difiere la justicia en sí misma, en ninguna parte o nación del mundo. Sólo las formas de aplicación señalan el más o menos progreso de cada pueblo, pero en todos el fin es el mismo: los derechos del hombre.

Como ya hemos estudiado las evoluciones de la justicia basta lo expuesto para probar que la justicia es la única ley plebiscitaria en la tierra y vamos a exponer lo que se ha explicado como justicia, sostenido por la universidad.

PARRAFO 2°

LO QUE ENTIENDE HOY EL HOMBRE POR JUSTICIA Y DERECHOS NATURALES.

“Si el cumplimiento de los deberes de caridad (dígase beneficencia puesto que la caridad no es obligatoria), proporciona satisfacciones, en cambio la falta de cumplimiento de los deberes de justicia acarrea sufrimientos emanados de la conciencia moral de la opinión pública y del poder social”.

“Es que, como hemos dicho, los deberes son conexos con el sentimiento de justicia y así son perfectos, es decir, de cumplimiento imprescindible”.

“Las leyes morales fundadas en el principio de justicia pueden ser reducidas a las siguientes:

a) Los hombres que viven en sociedad, están en la necesidad de someterse a no restringir con sus actos los actos semejantes de los demás. (Pero teniendo en cuenta que impera en verdadera justicia la soberanía de la mayoría).

b) Y dentro de la vida social, los hombres deben estar dispuestos a sufrir las penas correlativas a sus actos injustos, así como a sacrificarse por el bienestar común”.

Fácil es comprender que los derechos naturales cuya definición hemos dado en su lugar, son correlativos de los deberes perfectos; es decir, de los que tienen por fuente el sentimiento de justicia.

Enumeraremos brevemente los derechos más importantes, o sea los naturales, que reciben el nombre de Libertades Civiles, cuando se refieren al ejercicio de nuestra actividad psicológica.

1°.- Derecho de integridad física.

2°.- Derecho a la fama, entendida reputación.

3°.- Derecho a la familia.

4°.- Derecho a los bienes comunes.

5°.- Derecho a la propiedad.

6°.- Derecho al libre ejercicio del trabajo.

7°.- Derecho al libre tránsito.

8°.- Derecho de libre asociación.

9°.- Derecho de libre pensar y examen.

10°.- Derecho de libre conciencia.


Lo que vamos a aclarar simplemente.

1°.- El derecho de integridad física, es el más fundamental de los derechos correlativos a los deberes morales y de justicia. Este derecho no ha sido reconocido ni consagrado ley, hasta que ha sido sustituida al venganza privada y penas de talión; pero no ha sido aún arrancado de los hombres, porque no se le educó a ese fin y porque los estados religioso y civil lo absuelven o envuelven, cuando muy a menudo es usurpado ese derecho por cualquier “holgazán” de su propio instinto y odio, o un mandado y pagado para quitar un estorbo a sus inconfesables fines de venganza, por cualquier causa. Podríamos citar millares de ejemplos en que bastó el deseo de la mujer de un semejante, para dejarla viuda y rodearla de peligros hasta hacerla rodar al fangal en que ellos vivían; por lo que aún el derecho de integridad física existe en letra, pero muerta.

2°.- El derecho a la fama y reputación, o juicio público favorable a una persona, se asocia a la dignidad del favorecido, formando el honor que reviste los caracteres de un valioso bien moral. La calumnia y la maledicencia suelen cebarse en el hombre moral, que le privan de ese legítimo derecho, que debe darle el respeto en la sociedad. Sucede casi siempre, empero, que al humilde se le escatima y aún se le roba ese mérito, por envidiosos inútiles y son los más víctimas de esas injusticias, los autores de obras de valor moral y los inventores. A los primeros los suelen robar en general, “Los tinterillos y cagatintas”, como llamaba el gran Sarmiento a los Críticos ramplones, gacetilleros sin conciencia y serviles de los salones, y también, por literatos sin pensamiento. A los segundos, los roba en general el capitalista, que no se contenta con la ganancia de su mezquino dinero, sino que encabeza la firma industrial y, a la postre, el inventor apenas queda como Lazarillo del avaro.

Está bien sentado aquello de que “Nadie tiene más fama que la que le quieren dar”. Pero nosotros sentamos que “Nadie juzga a otro, sino por lo que él es”.

3°.- El derecho a la familia. Es esta la fuente de los efectos más intensos del alma; no puede ser atacada la familia sin lesionar un bien inapreciable de cada uno de sus miembros, al par que se perturba el orden social asentado sobre el orden doméstico. Este derecho sagrado está desconocido con la más alta maldad, en las sentencias que se imponen al jefe de una familia por los llamados delitos sociales, que, bajo todos los puntos de vista de la libertad de pensar, de conciencia y de examen, es libérrimo de manifestar su sentir y tendencias doctrinalmente. Y si como sucede se le saca de la sociedad por la ley de extradición, se cometen por el poder del estado todos los delitos del código civil y penal, y no tiene ese gobierno derecho al respeto común, por la sencilla filosofía de que él no respetó el derecho individual ni el más sagrado de la familia, la que queda mancillada en su honor y herida en su fama y dignidad, ante la minoría (porque siempre es minoría) de los conformes con esa ley inhumana. Yo os diré que si fuera juez o jefe de estado, antes de arrancar a un ser del seno de la familia, renunciaría a mi cargo por conciencia.

Hay muchos medios justos de corrección y no es ese extremo nunca, el que corrige.

4°.- Derecho a la propiedad, bajo el cual puede usar, transformar y aun destruir cosas útiles y no comunes, que hayan sido objeto de apreciación mediante actos humanos de posesión y trabajo. Hemos subrayado Destruir, para decir que siendo cosa útil no se puede destruir nada sin que dañen intereses comunes. La razón es que no podrá nadie justificar que lo que posee (aunque sea su intelectualidad) no le deba a la sociedad la propiedad real y verdadera, porque atendió a todas sus necesidades, poniendo en sus manos alimentos, materias, instrumentos, edificios y todo lo que es común a la sociedad. De esto se desprende, lógicamente, que el derecho a la propiedad es solamente de usufructo. Por lo tanto, el que destruye, roba al común social.

5°.- Derecho a los bienes comunes. Estos son sólo la luz, el aire y el agua, que para el uso individual no se ha podido monopolizar. (No hablamos de la luz artificial ni del suministro de aguas corrientes por empresas consentidas de común acuerdo por la sociedad, aunque no deberían existir) son bienes comunes, todo lo que directamente administra un gobierno y legítimamente tiene derecho a ellos todo el que coopera al engrandecimiento y riqueza pública, con trabajo productivo y necesario a la vida.

6°.- Derecho a la libertad de trabajo y libre ejercicio. Esto no solo comprende el libre ejercicio de nuestra actividad muscular aplicada a la satisfacción de las necesidades humanas, sino a la libre disposición de los frutos del trabajo corporal y mental necesarios al progreso de la agricultura en todas sus ramas, industrias, artes y ciencias. Y si quedan tales productos a favor de sus productores, están sometidos a lo sentado en el número 4°, “Derecho a la propiedad”.

7°.- Derecho de libre tránsito. Es este derecho que completa al anterior y en virtud del cual el hombre es dueño de trasladarse y vivir donde se le ocurra y le plazca. Porque en ley de trabajo adonde quiera (siendo moral y honrado) tendrá que trabajar, dejando frutos al depósito común de la sociedad. Sin embargo, este derecho está coartado por la ley inhumana llamada social, y otras que obligan al reconocimiento, gastos y gabelas, exámenes y conformidades consulares y policiales; y, por lo tanto, esa libertad de libre tránsito, también hoy es letra muerta.

8°.- Libertad de asociación. Este derecho es una consecuencia de la virtud social denominada ayuda mutua y de la naturaleza intrínseca de la sociedad, cuyas condiciones son la armonía, la solidaridad y la cooperación. Aquí surge un conflicto gravísimo y no a la filosofía ni a la libertad, sino a la supremacía y su libertinaje. Si el capital se asocia, si los llamados de arriba se asocian para explotar al trabajador asalariado y productor, ¿por qué no pueden éstos en su misma libertad y derecho asociarse en su defensa justa? ¿Quién manda a quién? Los capitales tratan de pagar lo menos posible y guardarse todo lo más. Los acaparadores tratan de pagar por los productos lo menos y encarecerlos todo lo más y llegamos a tal punto que el trabajador no puede subvenir a sus necesidades; se une y se solidariza para defenderse por sociedades gremiales, federadas, pero por cualquier gusto de los de arriba se le cierra al obrero sus centros y si pide en público, se le masacra. Los otros, los explotadores, siguen en sus centros maquinando y amenazando al gobierno y no se les cierra el centro. ¿Dónde está aquí la libertad, la igualdad ni la justicia? Bajo estos hechos históricos han desaparecido todos los derechos del hombre trabajador y productor… ¿Las consecuencias? Las que palpamos en estos momentos, la revolución social; la anarquía en todas sus formas; la teología en auge y la filosofía por el suelo. Pero la teología ocasionó la violencia y los triunfos de la violencia son efímeros. El pueblo levantará la filosofía y hará la moral. No lo dudéis, porque si la ociosidad es la madre de todos los vicios, el trabajo engendra todas las virtudes.

9°.- Derecho de la libertad de pensamiento. Como el pensamiento no tiene forma, a la que pueda alcanzar la sanción de las leyes humanas, el llamado derecho de libertad de pensamiento se refiere a las manifestaciones de éste exteriormente y hecho forma en la palabra oral y escrita, lo que llamamos producto de la inteligencia.

Desde luego, las ideas son propiedad de quien las concibe; las palabras orales o escritas son la forma indispensable para que puedan circular como cualquier producto de la actividad humana. La palabra oral es del dominio público; la escrita es propiedad siempre del autor, aunque enajene la parte industrial. Pero la inteligencia que encierra el libro, es del derecho común.

La libertad del pensamiento ha roto los atavismos, prejuicios y supersticiones religiosas. La aceptación por el poder natural o soberanía popular de la libertad de pensamiento, autoriza al libre estudio de todas las cosas del hombre, por debajo del hombre y por encima del hombre, y a emitir sus juicios, que quedarán sujetos a la crítica de los que puedan penetrar con moral y justicia en esos juicios; por este modo superior, se ha llegado al progreso y se agrandará éste eternamente. Cualquiera que castigue civil o religiosamente al libre pensamiento, con penas aflictivas o de terrores, comete una extorsión. Como cualquiera que, sin penetrar el juicio del autor, se mete a crítico, calumnia y comete delito de robo y usurpa derechos personales.

10°.- La libertad de conciencia. La conciencia ya hemos dicho lo que es y nadie puede penetrar en la de su semejante. Pero la libertad de conciencia que tratamos se refiere y se aplica estrictamente a las libres manifestaciones externas de los sentimientos que son un producto de la conciencia. Este sentimiento es realmente personal, pero hay que distinguirlo bien cuándo es producto de la conciencia propia y cuándo es por herencia, contagio, o impuesto, como generalmente es, el demostrado en los cultos religiosos bajo todas las formas. En el primer caso es intangible y es muy raro que se amolde a prácticas arcaicas por muy en uso que esté; es respetable y es lo que autorizan todas las instituciones y filosofías. En el segundo caso, es deber de las filosofías y las constituciones progresivas, oponerle principios racionales para facilitar el paso a ideas más puras y progresivas a los atávicos cuya conciencia duerme.



D.- LEY DE LIBERTAD.

D.1.- LEY DE LIBERTAD. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero LAS LEYES DEL UNIVERSO, Párrafo II LEYES DERIVADAS Y FATALES)

La Ley de Libertad, no nos absuelve de cumplir lo que es de justicia, porque la justicia es primero que la libertad o libre albedrío; creer que porque se nos dio la libertad no se nos obliga a marchar en la ley, es salirse de la ley, que es de la mayoría; y como la mayoría, en el infinito, vive en la Ley de Justicia porque fluye en el amor Ley Madre, es obligado todo ser, a obrar bien. De aquí que, el libre albedrío en daño a un segundo (aunque no sea hombre ni espíritu directamente) es faltar a la justicia; pues además del hombre y del espíritu con quien convivimos, está la eterna creación en la que tenemos que trabajar. El libre albedrío con daño, no es libertad; es libertinaje, que es lo contrario a la santa libertad que se nos dio. Este es el abismo donde han caído la mayoría y todos los hombres, en el comienzo de su vida individual; pero a todos, por su esfuerzo, por el desengaño y el sufrimiento les curó y les enseñó la verdadera libertad, que es solo para el bien; hasta tenemos libertad para penetrar en el secreto del Creador; el caso es, poder penetrar; tener suficiente sabiduría para penetrar en su Arcano. Ya veis si tenemos libertad limitada en el bien; pero en el mal, la libertad no cabe en justicia; y si el hombre hace daño achacando libertad, es libertinaje.

En los mundos, todo le es libre al hombre en la justicia; también todo le es vedado en la injusticia. Anotaré algún pasaje, en el párrafo IV, aunque sea el más atrevido, porque si yo no lo aclaro, no lo aclarará otro; y no obedezco a mi satisfacción, sino a mi deber de descubrir los secretos de las leyes divinas.


EL INCESTO

EL ESPIRITU NO PUEDE ELUDIR LAS LEYES Y LAS CUMPLE. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero, Párrafo IV)

He llegado al punto que atrás prometí, de desentrañar el secreto más atrevido que ningún hombre se atrevió y es el mayor escándalo que a los ojos de los más libertinos puede cometerse. “El incesto” como se ha llamado a la unión de cuerpos entre el primero, segundo y tercer grados de consanguinidad.

Tan vulgar fue en los últimos tiempos el incesto, sobre todo en la unión de cuerpos de padres con sus hijas, de hermanos con hermanas y de primos hermanos, que apenas llegó a sorprendernos ni ser escándalo; es cierto que el ejemplo lo dieron mucho pontífices de la iglesia católica y sobre todos Alejandro VI, Borgia, que además de ser casado canónicamente con dos mujeres, hizo de su hija Lucrecia, su amante preferida, y por la fuerza, estupró a su otra hija Valencia. No le quedó en zaga Benedicto XIII, departiendo el lecho con su madre. Y debido a estos incestos de los que eran pontífices de la religión, que condenaba esos delitos por letras y los bendecía con su comisión, los hombres vieron, que las leyes prohibitivas, eran letra muerta.

Yo no voy a censurar a unos, ni a otros de los incestuosos, sino a hacer un juicio severo por leyes divinas y fatales y por la razón libre de todo prejuicio y declarar, cuándo es delito y cuándo no; pero adelanto, que no existe delito que puedan castigar los hombres, pero sí hay en ello delincuentes.

Sabemos, que las leyes divinas de Afinidad y Justicia, son fatales. Que el espíritu las obedece, sin tener en cuenta las leyes humanas, en cuanto no son reflejo de las leyes divinas y se oponen a ellas; y que son a esas leyes a las que se somete el espíritu.

Además, la ley de justicia, tiene los agentes poderosos de las leyes de Compensación e Igualdad y por todo, la ley nos dice, que todo se paga, sin que pueda el espíritu elevarse, en tanto no ha vaciado los platillos de la balanza.

Sabemos además, que las leyes del Creador, no pueden cometer injusticia, igualándonos a todos como terrible rodillo, sin oír suspiros ni alabanzas, ni apiadarse de lágrimas; es la ley nada más.

Si lo que los hombres han llamado incestos, es contrario a la ley divina en su principio y esencia, de la unión del padre con la hija, del hijo con la madre, del hermano con la hermana, la ley de procreación, no dará hijos en estas uniones; porque, como vimos lo que le cuesta preparar las cosas a la ley de Afinidad para la encarnación de un espíritu, si ella no preparó las cosas en su punto, el espíritu no encarna; quiere decir, que si de estas uniones hay hijos, éstos vienen porque están en la ley, que les permitió y aún quizás los forzó a encarnar.

¿Qué nos dice la humanidad y la historia de las generaciones y sobre todo los hechos públicos que yo mismo conozco? Todo asegura que nacieron hijos de esas uniones; luego si nacieron hijos; si los espíritus no encarnan sin que la ley de Afinidad y Justicia les prepare todas las cosas, éstos (que si nacieron), son hijos de la ley; los llamados incestuosos cumplieron la ley; y así, el incesto, no existe en la ley de procreación.

Yo sé, que mi conclusión es la más atrevida que puede hacerse en la tierra y que el estupor, caerá sobre los prejuiciados por las leyes religiosas, civiles y sociales; pero no se estupefactarán los naturalistas y menos los hijos de la Comuna, que saben, que nada sucede que no sea justicia; conocen la ley y se conocen a sí mismos.

No; el incesto no existe en la ley divina y natural, pero hay delincuentes, que en el incesto faltan a la ley y son todos los que los llevó su lascivia a la pasión no dominada y a la imposición y los que pusieron obstáculos (por ejemplo preservativos, píldoras, dispositivo intrauterino, etc.) a las consecuencias; a la procreación, sin contar si sacrificaron al infante (cuando matan al hijo recién nacido, cuando lo abortan, cuando se utiliza la píldora del día siguiente, etc.); porque esto, ya entra en la ley del crimen, y éste es siempre una falta a la ley, que se paga, sólo dándole vida de nuevo a aquél ser, además de la sanción judicial humana.

Las familias se reúnen en el espacio, antes que en la tierra; y en el plan que formula cada espíritu antes de encarnar, expone a la ley de Afinidad y Justicia sus propósitos. ¿Están en la ley? Pues son autorizados; si no cumpliera, contraería una nueva deuda.

El espíritu, para formar su plan, tiene que conocer la organización social, la posición que debe ocupar y la compañera o compañero con quien debe unirse para procrear; si las leyes sociales le ponen obstáculos insuperables, por el cargo, posición o ambiente; si la que habrá de ser su madre es deudora o acreedora al amor de su hijo de esposo; si tienen deuda de una o más vidas entrambos; si la que será su hermana tiene esas deudas con el que será su hermano o es acreedora de lo mismo y ven sus espíritus que por las trabas de la ley social, ambiente, posición, errada educación, solo naciendo de la misma familia no fracasarán en sus planes. Juntos, de una misma madre nacerán y serán el uno del otro, a pesar de todas las leyes sociales y críticas del mundo; cumplen la ley divina de Justicia y se burlan de la ley humana absurda; no hay incesto, aunque el hijo engendre en su madre, en el mismo lecho que él nació y el padre haga madre a su hija, en el lecho que la concibiera, si ello fue, obedeciendo a la Ley de Justicia.

¿Cómo pueden los seres saber cuándo obedecen a las leyes divinas? Conociéndose a sí mismos; sabiendo que en ellos no fue la pasión, la lujuria del placer bruto el que los puso juntos y que la conciencia no les acuse antes de juntarse; porque, después, no tendría remedio.

También es necesario saber, si su conciencia está prejuiciada, o anestesiada, que pueda engañarle justa o injustamente; en este caso, lo mejor y acertado es, exponer el caso a un ejemplar anciano y el consejo será acertado.

No hay que temer nada ya de esto en los tiempos de la Comuna, porque la moralidad, el ambiente, la igualdad y la fruición del amor, para todos es igual. No será de extrañar que sucedan casos en los primeros tiempos, porque como es natural, quedan muchas cuentas de afinidad y justicia que saldar entre los espíritus que acataron la ley a última hora; pero el Maestro tiene el archivo de cada uno y por ley, todo será dicho y revelado en justicia y aquellos protagonistas, serán atendidos con esmero y más amor, por valientes en saldar cuentas tan intrincadas y penosas, en medio de un régimen de luz, sabiduría, progreso, civilización y amor desinteresado.

Sentamos pues, en firme, que el llamado incesto, no existe en la ley divina; pero si la ley humana lo estableció, los delincuentes son los ya descriptos, la ley misma y sus actores, porque debieron prever los casos aquí expuestos y haber imprimido en la educación un caso único, que es de progreso y este lo bastante para hacer comprender la no conveniencia de unirse madre e hijo, padre e hija y hermano y hermana, pues con el cruce constante de familias y mejor de razas étnicas, se mejora la especie y llega a la unidad y fusión de todas las razas, en una sola raza, dominando por necesidad la más bella y fuerte.

Si la ley del incesto hubiera tenido esos conocimientos por principio científico, la ley hubiera triunfado; como solo tuvo principios inconfesables y absurdos, la ley fue vencida y derrotada por la justicia de la ley divina, a la que solo el espíritu se somete y no puede eludir su cumplimiento.

Sirva de ejemplo para todo lo referente a todas las cosas de la vida, el caso estudiado, que es el más extremo.

Pero sabed, hijos de la Comuna, que necesitamos siempre del consejo de los Maestros y así no podéis equivocaros; a ellos acudid.



D.2.- LEY DE LIBERTAD. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”, EPILOGO DE LA GUERRA Y PROLOGO DE LA PAZ, JOAQUIN TRINCADO, EDICIONES “VOZ INFORMATIVA”, CAPITULO SEGUNDO, LEYES FATALES, Afinidad, Justicia, Libertad e Igualdad y Compensación ).

49.- No se le coarta la libertad al hombre, como hombre y como espíritu, forzándole a pagar sus deudas a la Creación, porque, la libertad consiste en hacer todo lo que la ley manda sin causar daño a un segundo ni a un tercero; si se causa daño por ignorancia, la justicia lo tolera, porque sabe que el hombre será sabio y pagará con voluntad. Sin embargo, queda la balanza en desequilibrio, pero lo mantiene la ley.

50.- No tolera la ley libertinaje. Este ha imperado en los hombres y por esto, el terrible flagelo que aterra el mundo todo; el libertinaje lo pueden hacer y tener, los que a sabiendas causan daño. Este punto es el examen de los hombres, que se muestran valientes en su escudriñamiento y desinteresados en pagar su deuda en voluntad. Si hacen esto los hombres que tienen educación, se verá el mundo lleno de misioneros predicando la igualdad y quitando el escándalo que impusieron a los humildes.

52.- Como hay morosos, malversores y perezosos en el trabajo, llega a amontonarse tal cantidad de faltas en la Creación que los mundos de expiación llegan a tambalearse y marchan por su órbita, como un beodo, hasta desregularizarse los períodos de sus Estaciones, porque el platillo de las deudas está repleto y el del Haber falto, y la misma tierra que se le ha creído insensible, pide justicia para su señor el hombre y se niega a producir frutos, que sólo empleo el hombre para su destrucción, por su libertinaje, y he aquí el por qué no responden las cosechas al pedido de los hombres.

53.- El hombre faltó a sus deberes de hermandad, y se le previno que llegaría el momento de rendir cuentas, por la fuerza de la justicia; se le amenazó terriblemente, ya que sólo temía el hombre, al hombre y a Dios. La ley sólo es Amor y amor exige a los hombres, sin temor. Se llegó a sentenciar al hombre, por Santiago Apóstol, diciéndole: “Juicio será hecho sin misericordia al que no tuvo misericordia”; y añadió: “la misericordia se gloria contra el Juicio”; y en otro lugar, él mismo, dice: “Estad preparados como si en el momento habríais de ser juzgados por la ley de libertad”. Veis pues que sólo se reprende a los libertinos.

54.- En la tierra, sólo ha habido libertinaje y no se conoce la libertad, y sólo se ha legislado a favor del libertinaje; por lo que, todas las Constituciones de los Estados, tienen la guerra declarada, con palabras sagradas que han entendido por patria, con las que se matan los derechos de los hombres.

55.- Como la ley se sirve de las armas que los hombres le prepara, y preparó armas de guerra y con la guerra llega la justicia, se mata a la guerra, descalabrando a los hombres.

56.- Han hablado los hombres de civilización, no estando siquiera educados y menos ilustrados. Lo tenemos probado hoy, con la civilización demostrada por esos grandes Estados, que se han llamado “cerebros del mundo”, “centro de la civilización”, y son en realidad, la misma jaula terrible y horrible que vimos al principio.

57.- Como los que han desequilibrado el mundo, son los mismos que hoy quieren buscar soluciones y no se han curado de su locura, pretenden hacer edificio nuevo con materiales viejos y viciados, y esto no entra en la ley. Por esto no encuentran solución en nada de lo que ensayan. Tenéis el ejemplo que ofrece América, retrocediendo cinco siglos atrás, con la cazuela de sopa que se ve forzada a ir a buscar, para entretener el hambre.

58.- El lobo, pierde los dientes y el pelo, pero jamás pierde las mañas, ni su instinto y al fin hará una lobada.



D.3.- LEY DE LIBERTAD. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO, CAPITULO IV, LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS).

51 Discípulo.- ¿En qué funciones las leyes de afinidad y justicia tienen mayor trabajo en los mundos?

Maestro.- En la procreación y la compensación. Dos leyes fatalísimas e ineludibles de todo ser, pero, a causa de las pasiones y del libre albedrío de los hombres, que por su pasión lo convierten en libertinaje, hay siempre reclamaciones a la ley de afinidad y justicia, de los que deben reencarnar y de los damnificados en los bienes materiales; porque así como es de necesidad la reencarnación y sólo puede efectuarse por la procreación, también en el disfrute de lo material todos, en el tiempo, tienen que consumir el mismo caudal. Mientras no se ha cumplido esto hay reclamaciones de los damnificados, y por esto las leyes de afinidad y justicia tienen en estos dos puntos su mayor ocupación en los mundos, hasta que llegan al juicio final y se establece la comuna, por la que se quitan todas las causas del desequilibrio y todos los individuos disfrutan en equidad del trabajo y del usufructo, no teniendo peligro de injusticia, porque en todos está grabado ya el amor desinteresado.



D.4.- LIBERTAD Y LIBERTINAJE. (FILOSOFIA AUSTERA RACIONAL VOLUMEN II, QUINTA PARTE LA ETICA, CAPITULO XI, PARRAFO 3°)

La libertad consiste en obrar todo lo que las leyes no prohíben. Y es libertinaje obrar lo que la ley prohíbe.

Nunca se oyó cantar más libertad que hoy y nunca hubo menos libertad ni más libertinaje que el que hoy presenciamos, y es porque se han invertido los términos y se toma por libertad el libertinaje.

Si observamos la libertad política, no entienden por libertad sino usar de todos los medios más repugnantes a la moral para derrotar al partido o derrocarlo del poder; y unos y otros políticos prometen lo que no pueden cumplir y aunque puedan, no cumplen, porque no abandonan su libertinaje.

Los vemos hasta en el Congreso sacarse con odio todas sus faltas reales o inventadas, y si examinamos al acusador, encontramos que él está manchado de lo mismo o de algo más inmoral. En las contiendas callejeras, mítines y afiches, se llega a lo vergonzoso, sin respetar siquiera la dignidad del pueblo. ¿Y querrán esos políticos, si suben al poder, ser respetados por el pueblo que oyó y leyó tantas indignidades?

No, un partido se vence con mejores principios morales; con la mayor moralidad de sus componentes; con la libertad, elevada a una virtud estoica: matando al libertinaje.

En las prácticas judiciales se ofende a la justicia, por lo cual todo hombre de conciencia recta tiembla de acudir a los tribunales porque sus prácticas son indignas.

La justicia es Augusta y no reina en los individuos porque se los hace temer a la justicia. La justicia debe ser amada.

La policía, de un cuerpo de seguridad del orden social, se ha convertido en su práctica y funciones en un estado inquisitorial.

El discernimiento no es conocido; la libertad la tienen ellos; los demás, hijos de tan buena madre como ellos, son esclavos sin valor, a cambio de ser esos orden público esclavos de los más libertinos.

¿Una prueba de todo esto? La protesta popular universal. En la familia ha llegado un hijo a los 18 años de edad, edad de verdadera inconsciencia y en la que las pasiones se manifiestan, y por el solo hecho de que las leyes hayan querido declarar al hombre mayor de edad, en esos años de absoluta nula experiencia, el…. hombre-niño ya lo veis a las altas horas de la noche, luciendo su triste figura de hombre gastado en el vicio de toda clase de libertinaje.

Habla o reprende el padre (cosa también harto rara, porque podría el hijo contestarle: honro a mi padre que me dio el ejemplo), pero en las hermosas excepciones de buenos padres, ¿habla o reprende el padre? No es oído por el hombre-niño; la ley lo hizo mayor. ¿El padre, volviendo por su dignidad, da un cachete al imberbe? ¡Horror! La policía toma parte y el padre recibe una corrección. La ley civil lo declara mayor, pero para mayor escarnio, en artículo siguiente, la misma ley impone al padre ofendido subvenir a los alimentos del libertino hijo y aún a pagar el médico y medicinas para curar enfermedades secretas y vergonzosas. ¿Es todo esto libertad o es libertinaje? ¿La madre tiene acción en todas estas vergüenzas? ¡Pobre mártir?.... Sí; le queda la acción de servir a su hijo-señor y el derecho del dolor. Hermanos, todos, sí, hagamos libertad, pongamos la libertad en su trono y adorémosla, incensándola con la más pura moral y el libertinaje morirá. ¿Qué hay que hacer? No es mucho; “Ser señores de nosotros mismos y esclavos de nuestro deber”. Con esto, la política será digna, la justicia Augusta; la policía, el buen orden; la familia, un edén, y la sociedad, nuestra grandeza.

No es la libertad de un pueblo el sacudir un yugo y tirarlo; su libertad es la moral y los derechos y obligaciones iguales para todos. He ahí la santa libertad, considerar, ver y tratar a todos los individuos como hermanos.



E.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION.

E.1.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (CONOCETE A TI MISMO, Primera Parte, Capítulo tercero LAS LEYES DEL UNIVERSO, Párrafo II LEYES DERIVADAS Y FATALES)

Las leyes de igualdad y compensación son los platillos de la balanza de la justicia y son, los recipientes, diremos, donde la ley de afinidad deposita los elementos de juicio que el hombre ha de cumplir; y en tanto no los descargue el interesado, nadie los descargará; allí estarán acusándolo ante la Ley de Justicia; y no se crea que están allí depositados de balde; no, ganan su interés; y ese interés, lo va anotando al Debe del moroso, que todo lo pagará y no importa el tiempo; porque, hasta el día del Juicio de Mayoría, nadie le exigió el pago o el desalojo; pero en aquel día, no hay apelación. Hasta allí, su libertinaje, su codicia, sus odios, sus crímenes, sus concupiscencias fueron tolerados aunque se le avisó continuamente por la ley de justicia y hasta el tiempo de ley se le participó cuando terminaría el plazo, que en la tierra fue muy largo; cuarenta siglos. Y sin embargo, ha habido millones (la mayoría cristianos católicos) que dejaron los platillos llenos de basura, que la tierra expelerá en su parto, porque ellos tuvieron que salir en el momento del juicio en que fue salvada la Tierra, por Eloí, con la luz de Su Vibración.

Por ley de igualdad y compensación, todos los hombres en el mundo, acatan la Ley de Justicia; que por ser ejecutora de la Ley de Amor, su cumplimiento implica la posesión de la Ley Madre y han consumido y producido la misma cantidad de productos y desempeñado todos los cargos y oficios, si no en categoría, sí con arreglo a su progreso, que es por el que la ley mide a los espíritus; pero todos habrán sido ricos y pobres, mandantes y mandados; hombre y mujer, padre e hijo, opresor y víctima, derrochador y mendigo, amo y esclavo, amado y odiado, vencedor y vencido y todo lo ha sufrido fatalmente, sin que su posición, estado, ni el dinero, hayan sido capaces de torcer la justicia.

Lo dije y lo repito: la Ley de Afinidad y de Justicia, “es como un ser sin entrañas ni sentimientos”: no entiende de lagrimas ni de alabanzas llega, y, como inmenso rodillo todo lo iguala, sin que haya nada que la detenga.

Hermanos míos: estudiad profundamente todos los hechos de la vida por estas leyes, pues no hay ninguno pequeño. El goce y el dolor, en ellas tienen su explicación. No creáis que es difícil su cumplimiento; no hay nada más fácil. Trabajar continuamente y con voluntad y sobre todo, amor a vuestro hermano que es todo hombre y la ley será cumplida; ved si es fácil.



E.2.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (“LOS EXTREMOS SE TOCAN”, CAPITULO SEGUNDO, LEYES FATALES, Afinidad, Justicia, Libertad e Igualdad y Compensación ).

43.- Aunque parezca despiadada la ley de justicia, sólo hace cumplimentar a la ley invariable de afinidad, que prepara los caminos a la igualdad de la ley para todos los hombres; y como el fin justifica los medios, el fin que persigue la ley de justicia es la igualdad de los hombres y ésta es buena; luego los medios, por terribles que sean, son buenos; y no hay otros; pues, para quitar los efectos, es necesario quitar las causas.

44.- Habéis visto y lo veis, que los hombres de Estado, buscan, rebuscan, vuelven y resuelven cuanto da en sus manos, y está a su alcance y no aciertan a regular la situación. Lo más grande es, en esta tierra prometida, repleto granero de José, es no encontrar los hombres, el medio de matar el hambre espantosa, que se alberga en casa de los que todo lo producen, llegando en estos días a saciar su necesidad, con un plato de bazofia, dado a la afrenta del público y, esto, antes la ley lo toleró; pero hoy no lo tolera ya porque es una injusticia y estamos en el día de la Justicia para llegar a la igualdad.

45.- Por estos actos, se ha manchado también la Tierra de Promisión y la Justicia la limpiará y quedará bien limpia, compensando a cada cual, según sus obras. Deshago el mayor error y digo repitiendo, que la caridad es injusticia. Si queréis juzgarla, mirad qué árbol es el que la dio.

46.- La beneficencia es de ley; pero entenderlo bien; porque ésta, en las tierras donde aún prevalece el Sánscrito que legisló la Beneficencia hace 57 siglos, se hace admitiendo en casa al beneficiado, tratándolo mejor que a un miembro de la familia. Así es sublime; casi se iguala al amor; pero …, esto… está demás decirlo, sobre todo para las dignidades y las grandes …. Muñecas, o damas, que tienen el corazón en la boca y en las carteras del gacetillero, que lleva sus obras a la prensa, donde sirve su acción … caritativa, para describir su insultante traje y joyas, que no las labró ni tejió, en tanto que los hijos del artista que las hizo van descalzos y duermen en inmunda lechonera.

47.- Ya se van a igualar los platillos de la balanza, con la acción de la Justicia; y quisiera, que mi acerva palabra, (que no es más que amor), fuera el saludable sinapismo que necesitáis para una circulación saludable y llaméis primero a la Justicia, para que se os dé la igualdad por añadidura, en el primer momento. Este sería el bautismo de verdad para entrar en la ley, de la que os han sacado los que viven divorciados de ella.

48.- La ley de igualdad y compensación, es la exacta balanza que usan la de Afinidad y de Justicia; con tal rigor y precisión, que no queda un residuo de un mil millonésimo. Esto debía haber puesto a los hombres en gran cuidado, porque es verdad que hemos de pagar nuestras deudas a la Creación, hasta el último cornado, y hoy estamos en la liquidación de ley, y para los morosos y malversores, es una liquidación forzosa, porque son obligados por la justicia.

51.- Es tan rigurosa la igualdad y la compensación por las leyes de Afinidad y Justicia, que en el tiempo, nos obliga a desempeñar todos los cargos, a ocupar todas las posiciones y a consumir la misma cantidad de productos. Todo, al Centímetro, al Gramo y al Segundo, porque la ley no puede equivocarse.

59.- Llegamos, pues, a la conclusión de que, las leyes fatales no lo son por ellas, sino por los hechos de los hombres, puesto que ellos producen efectos naturales, de causas naturales.

60.- Y como los hombres no han cumplido con la ley de afinidad, que les puso en todos instantes las causas justas para producir efectos justos, y los hombres, en vez de paz, promovieron guerra; en vez de libertad, tuvieron libertinaje; en vez de Beneficencia, hicieron caridad-limosna; y en vez de amor, tuvieron odio, resulta que el bienestar que debió disfrutar la humanidad está aun totalmente almacenado, y el hombre sólo ha tenido infortunios, luto, ignorancia, guerras y desolación. Por lo que, la ley de justicia ve que todos los hombres han consumido todo el dolor que la ley de compensación obliga, por los hechos dolorosos y la igualdad, sólo ha podido también dar esos mismos efectos, en el tiempo tolerable y de tregua; por lo que, hoy que es el tiempo ya marcado en la ley de Amor, que es cuando el progreso, por el trabajo de los dolientes (subyugados por la maldad de los malversores), ha llevado a ese progreso, al máximum relativo es de justicia, espiritualizar ese progreso, porque es efecto de la causa espíritu, cuya causa es la ley de amor y sus agentes, las leyes fatales que hoy ponen el remedio.

61.- Los hombres protestan del remedio que la Ley Suprema impone (matar la causa error), para hacer triunfar la Sabiduría, que consiste en tomar del mal el menos y sacar bien del mal, compensando el dolor y sufrimiento, por el goce del bienestar, igual y equitativo, a lo que no se pueden avenir los que sólo saben infringir la ley de amor, manteniendo fronteras, supremacías y clases, que la ley toleró en el tiempo de expiación, pero no lo puede tolerar más, porque marcó la regeneración, con el advenimiento de Adán y la Familia Regeneradora.

62.- Hemos llegado, pues, al límite matemático del progreso material, que puede existir en la dualidad del hombre de cuerpo y alma. La ley obliga a seguir adelante y no es posible seguir sin la tercera entidad descubierta por el hombre: el espíritu, que aunque es la primera piedra, y la única responsable de todos los hechos, estaba envuelto, oculto en su alma, para no desarmonizar con su luz, la rusticidad y pesantez de la materia; e hizo en su sabiduría el espíritu, siguiendo el ejemplo de su Progenitor, el Creador, que estando Presente y Latente en el hombre, se oculta, para no cohibir a su criatura en los comienzos de su carrera, sin inmutarse de las travesuras de los niños, porque sabe que es ley, que la materia se sacie en su ley, pero le impone, dar al cuerpo lo suyo y al espíritu lo que le pertenece.

63.- La materia, el cuerpo y el alma que materia son, no tienen el discernimiento y la razón, porque ésta es potestad sólo del espíritu; y mientras el espíritu no se descubre, (momento terrible), en el que el hombre debe pasar de la dualidad a la trinidad en conciencia, hay una contracción tan terrible, como la que podéis suponer en una potente máquina de corre con una velocidad de 100 kilómetros y queréis, sin perder un instante, se dé contramarcha con la misma velocidad, ¿suponéis lo que pasa? Todos los que viajan en ese tren se descalabran unos contra otros; están en el extremo peligro del descarrilamiento, de la explosión de la máquina en que todo se habría perdido materialmente. Esa es la situación.

64.- Este es el caso práctico de lo que pasa en la tierra, y todos seremos descalabrados, sin que lo podamos remediar en lo material; y no quedará un palmo de la tierra sin conmoverse con el terrible efecto de la contracción; porque la ley, (el espíritu), dio contramarcha a la máquina del error, y llegó justo al límite del abismo, donde se iba a despeñar y la tierra saldría de su órbita, si el error pudiera prevalecer. “Pasarán los cielos y la Tierra, pero no pasa la palabra del Creador”, está escrita en cada espíritu. Es la ley del Más, el Polo Positivo (es la Vida Real y Única) y ha equilibrado la resistencia alma y la Tierra se transforma y se regenera.



E.3.- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (ALFAQUI VADEMECUM, EL MAESTRO VA CONMIGO, CAPITULO IV, LAS LEYES DEL UNIVERSO O DIVINAS).

52 Discípulo.- Las leyes humanas, ¿cuándo son equitativas?

Maestro.- Siempre que no establecen diferencias para ningún habitante del mundo, en lo material, moral y espiritual; porque entonces necesariamente la justicia resplandece en todo y el amor reina sin imponerlo, porque está en fruición de los seres.

53 Discípulo.- Pero si no hay dos grados de progreso iguales, ¿cómo puede establecerse una ley única y que sea justa?

Maestro.- El amor todo lo iguala, y en la conciencia de los seres está la equidad de la justicia. La ley no pide dos al que solo uno puede dar; y tampoco puede tomar dos al que solo uno puede dar; y tampoco puede tomar dos el que solo uno necesita en su progreso, aunque quiera tomarlos, porque el equilibrio establecido por la mayoría no deja lugar ni al despilfarro ni a la escasez. Todo está libre y señalado su uso. La ley que está en la conciencia de los comunistas, ni pide más que lo que puede uno dar en franca y bien entendida libertad; ni la justicia (que también está latente en las conciencias) les permite a dos individuos usurpar, ni despilfarrar, que es no dar lo que uno puede: uno, diez o cien, o consumir lo que no necesitan, cosa que no puede suceder, porque en la comuna no hay nada superfluo ni inconveniente, y todos tienen la ley del trabajo por norma y el amor por ley.

54 Discípulo.- ¿De modo que el espíritu no puede eludir las leyes divinas eternamente?

Maestro.- En el tiempo todas las cumple, fatalmente; y cuando más tarda (por indolencia, acefalia o malicia), más sufrimientos se agrega voluntariamente, y es deudor a la comunidad del retraso que ocasiona y del sufrimiento que da a los conscientes cumplidores.

55 Discípulo.- Resumiendo, maestro. ¿Cuál es el fin de las leyes divinas?

Maestro.- Trazar y conservar la armonía ascendente en toda la creación; por lo que, la misma ley está en el mundo embrionario y en el mayor en progreso. Pero donde se acentúan en toda su fuerza y rigor las leyes es en los mundos de expiación, porque es donde el espíritu debe descubrir su trinidad y su procedencia y liquidar sus cuentas, para entrar en el concierto de los mundos ya redimidos, y tiene que conocerse a sí mismo en verdad de verdad, sin velos ni nieblas, en sus tres entidades de cuerpo, alma y espíritu. Dar a cada uno lo que es suyo, y conocer el nombre real del Creador, bajo la palabra universal: Eloí.



E.4- LEY DE IGUALDAD Y COMPENSACION. (CODIGO DE AMOR UNIVERSAL PARA EL REGIMEN DE LA COMUNA DE AMOR Y LEY, CAPITULO SEGUNDO, PARRAFO IV).

La ley de igualdad se impone en la ley de justicia, y es tan admirable esta ley, que nada excluye del verdadero amor del Padre. En vano intentará sustraerse ningún ser de la igualdad de la ley, porque la de afinidad reúne todas las cosas en justicia y una y otra son inflexibles y llevan a los seres al cumplimiento de sus deberes en voluntad y amor. Podrá el hombre resistirse, luchar contra el destino, obstinarse y retardar su cumplimiento, hacerse moroso en el pago de los talentos, poner el desequilibrio en un mundo, pero todo en vano. Si en la tierra no está la satisfacción de sus deseos, si se equivocó y no encuentra el camino, si le daña la vista la mucha luz, si el odio lo domina, si la ignorancia es su favorita, si la supremacía le atrae, tiene el Padre, en su amor, moradas a propósito para todos los gustos; la ley le pone los medios para que llegue en el período que la misma le señala, para ejecutar la parte de la obra que le fue confiada en bien de la comuna universal y la ley y los medios es igual para todos. Si el tiempo, siempre largo, señalado no le basta y los más llegaron a la igualdad, el principio de justicia se impone y se le señala la morada de sus afecciones. No importa que hayan pasado siglos; el tiempo es eterno, siempre está en el momento presente; al final, él solo se hace el daño, creándose nueva deuda que le obliga a trabajar más, y al fin el desengaño lo vencerá y reconocerá su equívoco; emprenderá el camino y llegará de jalón en jalón a la sabiduría, al amor.

Mas para llegar al amor, que es donde empieza la dicha y la felicidad por el usufructo de sus trabajos, todos sin excepción han consumido por igual; todos han pasado por todas las pruebas; todos han padecido los mismos errores, las mismas equivocaciones, los mismos goces y los mismos dolores; todos han llorado y reído la misma cantidad; todos han sido discípulos y maestros; todos han sido reos y jueces; todos han sido mandatarios y mandados; todos han dado y pedido y todos disfrutaron de la riqueza y la pobreza. El rey ha sido obrero y el obrero jefe y el emperador súbdito; la mujer fue y será hombre y el hombre mujer, siendo antes o después hijos de sus hijos y hermanos de sus hermanos; por lo que el título de padres es sólo aparente y momentáneo, en la larga serie de existencias; pero, la maternidad es entendida en la ley, por el mayor grado de amor de los individuos que componen familia, según la ley de afinidad que lo ordena, pero dentro de la más estricta justicia, haciendo pasar a todos los individuos por ese título, que en la humanidad es el único santo que hay, por los sacrificios que consigo lleva; pero como en el espíritu no existe el sexo, todos fuimos padre, madre e hijos, en la misma familia; y porque procedemos todos del mismo origen, del mismo Padre común, el título único verdadero y estable en la tierra y toda la cosmogonía es el de hermano. El parentesco material no existe como genealogía permanente, más que eventual, pues muchísimas veces se interrumpe por hechos de justicia; y quien hoy es Europeo, ha sido ayer Chino, el Chino Europeo, el Asiático y el Australiano lo mismo y el negro blanco y el blanco negro.

Así, pues, no existen las razas, ni castas, ni las jerarquías, ni los títulos nobiliarios hereditarios, en verdadera justicia, sino como compensación por esta misma ley para que todos gasten el mismo caudal y todos pasen por todos los grados, que es a lo que responden todas esas instituciones, necesarias en las humanidades y mundos, para llegar al amor fraternal humano, que es la sabiduría suprema; y ésta, por grados también en cada mundo y en cada nebulosa, no porque sean necesarios en la ley divina, sino que, una vez cometido el error, la ley de justicia forma parte para compensar a los perjudicados.

Más llegado al conocimiento del Amor, que es cuando la igualdad en el caudal gastado y en el progreso realizado está en equilibrio y la mayoría se encuentra abiertamente en un progreso espiritual que se impone al progreso material, para encauzarlo a la verdadera belleza, se impone la paz, por la justicia. Ahora la ley de afinidad señala una epopeya, una nueva era, un nuevo momento histórico y son separados los retrógrados por enfermos y se los somete a la curación, en mundos conformes a sus aspiraciones; no se les aniquila; no se les separa del cuerpo universal; se les lleva al colegio, al sanatorio; a instruirlos, a curarlos, siguiéndoles el amor de sus hermanos que los visitan, que los animan, que los consuelan y, por fin, se curan y se regeneran por el amor. Todos hemos seguido esos caminos.

La compensación es tan justa como todas las cosas del Padre; y cada uno disfruta de lo que produjo y en comunidad, no siéndole posible (por el control de su conciencia) tomar más de lo necesario; y el amor de sus hermanos, su progreso, el amor del Padre, le llevan voluntariamente al trabajo, al estudio, siempre mirando que más allá hay más perfección, que está obligado a conquistar.

Ya en este grado de luz, la injusticia no cabe; la intriga, la política, la religión, el estado (como nación pequeña) desaparecen y se convierte en nación universal y en ninguna parte es extranjero y en todas partes encuentra lo necesario en la más completa libertad de acción, porque cada uno en su deber, tiene la justicia por balanza y el amor por base de todos sus actos; por todo credo el mismo amor, que es el Dios de la creación.

Sabe que más abajo tiene otros hermanos menores que enseñar y en su facultad llega a ellos y les da de lo que a él le dieron cuando se encontró, como ellos, ignorante. Con la misma facultad, llega a él otros mayores y le dan de lo que tienen, animándole a ir más allá, llegar hasta ellos y así, hasta el infinito, en la eterna cadena del progreso en perpetuo e inagotable amor, del Dios Amor.

Conclusión: La Ley de igualdad es el complemento de la Ley de Amor; nadie puede esquivarla y obliga a pasar por todos los grados, posiciones y conocimientos del mundo; da la libertad absoluta, pero hace responsable del daño causado a un segundo; no existe la supremacía, pero sí la superioridad en sabiduría, la que obliga en amor a enseñar al más ignorante, lo que implica reconocimiento, pero sin humillación ni supremacía, porque está dentro de la ley de justicia y es lo que constituye la armonía del amor; los sexos no existen en el espíritu; por lo tanto, la mujer y el hombre complementan la armonía y los derechos y las obligaciones proporcionales en el seno de la familia, son en absoluto iguales ante la comunidad; la procreación es ley impuesta por igual a todos los seres y la unión para la procreación es exclusiva de la ley de afinidad; pero son necesarias la cooperación de todas las leyes del Creador. El título de madre es santo único en la tierra. Pero, como el de padre, es temporario, porque el espíritu, por ley de justicia e igualdad, tiene que ser hijo, hermano, padre y madre, y, por regla general, en todos los pueblos y colores; de todo lo cual se desprende que, la Comuna es el único gobierno, es el amor por el Amor, la que es regida por el Maestro superior, como es en los mundos de luz de todas las cosmogonías en todo el universo.

Ya tenemos la síntesis de las tres leyes complementarias del amor del Padre, y como catalogados los artículos de esa ley suprema; los que vamos a estudiar francamente, para las generaciones primeras de la “Nueva Era” y del Séptimo día de la humanidad terrestre, identificándome en los mundos de la cosmogonía, en cuya cadena formamos y para que les sirva de conocimiento a las tres generaciones que quedan sentenciadas en la tierra y opten en libertad y voluntad por escoger la morada que les cumpla; es decir, seguir perteneciendo a la tierra en su día de luz y amor, o marchando en el acto de su desencarnación al mundo inferior correspondiente; porque ya, en la tierra, no caben los retrógrados, los sostenedores de la supremacía y el error; la tierra es patrimonio de los hijos del progreso y el Padre se les dio en usufructo de su trabajo, durante el Séptimo día, en el que, con la paz y el amor con todos sus atributos, se elevarán al progreso y perfección relativos, a la tierra.



F.- BIBLIOGRAFIA

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